Besé a una chica y me gustó/ el sabor de su lápiz de labios de cereza/ la besé para probar/ espero que a mi novio no le moleste”. El estribillo de “I Kissed a Girl”, el hit de Katy Perry que vendió seis millones de “tracks” en todo el mundo y llegó a los primeros puestos del Top Ten, se transformó en todo un símbolo de la nueva imagen erótica que muchas mujeres están empeñadas en mostrar.
Como siempre, las celebrities son la avanzada de esta “moda” que consiste en admitir supuestos deseos de naturaleza “bi” u homosexual, y confesar abiertamente improbables aventuras lésbicas –ya concluidas, obvio– en un remoto tiempo premediático. Prodigar profundos besos a otras mujeres, en público, es también un elemento indispensable dentro de esta tendencia, que ya superó los márgenes de la pantalla para transformarse en una práctica popular entre las adolescentes.
Pero atención. A no confundir esta exhibición “marketinera” con la digna “salida del closet” que protagonizaron estrellas como Ellen DeGeneres, Jodie Foster o Cynthia Nixon (la abogada de “Sex & The City”), por citar sólo algunos casos.
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