ESPECTACULOS
‘LA COMPAÑIA’

La felicidad de crear un relato federal y comunal

Actores, dramaturgos, director y técnicos radiofónicos hicieron posible que se realizara una ficción desde sus casas y a través de los celulares. Cada uno de los integrantes relata sobre esa experiencia y la pasión del trabajo compartido.

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Rol. El actor Arturo Bonín es uno de los principales nombres detrás de la creación de este producto distinto y con cariño al pasado. | GZA. RADIO GRAFICA 2021

Cuando se dice “radioteatro” aparece la imagen de una radio y una familia que la rodea atrapada por una ficción auditiva. Desde fines de la década del 20, en el siglo XX fue creciendo hasta que sus intérpretes fueron divos deseados por el público, que solo se los imaginaba. La televisión llegó para reemplazar ese amor que parecía eterno. Pero, como se sabe, siempre se puede volver a las primeras pasiones. 

Durante 2020 parecía casi imposible grabar una ficción radiofónica, sin embargo el 7 de septiembre se iniciaron las transmisiones del radioteatro federal titulado La compañía. Fue el primer proyecto resultado de la unión de dos cooperativas: El Descubridor y Radio Gráfica. La segunda temporada la iniciarán el 24 de mayo. Nombres de gran trayectoria forman parte de esta utopía hecha realidad. Ellos son: Arturo Bonín, Manuel Callau, Anahí Gadda, Nacho Iambrich, Alejo Ortiz, Ingrid Pelicori, Julieta Vallina y Ana Carella. Se sumaron otros intérpretes desde distintas provincias. Cada uno de sus integrantes coincidió a la hora de hacer un balance de la experiencia: “Amor por el trabajo”. 

El director de la cooperativa El Descubridor es el actor, director y docente teatral Manuel Callau, quien encarna diferentes personajes en cada capítulo. Aclara: “Nacemos en 2015 como Escuela de Teatro. Después apareció la necesidad de generar nuestros propios proyectos. Ya había tenido otras experiencias con cooperativas, pero era mejor fundar una nueva. En nuestro artículo 5 detallamos que buscamos promover, producir y desarrollar total o parcialmente actividades y obras teatrales, cinematográficas, de radiodifusión, de televisión y demás expresiones artísticas y culturales afines”. 

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En ese inolvidable año pandémico se emitieron por veinte emisoras de todo el país los primeros seis capítulos, pero en mayo continuará la historia de La compañía, con nuevas historias. Podrán ser seguidas desde www.radiografica.org.ar, tanto la primera temporada como la nueva.

Uno de los protagonistas de La compañía es Arturo Bonín, quien encarna a Ernesto Enríquez, un fletero que sueña con dirigir teatro y por eso adapta Muerte de un viajante de Arthur Miller. Relata: “Escucho radioteatros desde la panza de mi madre. El primer capítulo lo grabamos de manera presencial a fines de 2019, pensando volver en 2020. Era imposible hasta que me avisaron que un joven técnico (Julián Pelliza) podía unir nuestras voces, que nosotros grabaríamos desde nuestras casas. Fue magia. Técnicamente es maravilloso. Nos dábamos una inyección de vida. Después apareció la posibilidad de interactuar con actores de provincias. Así nos enteramos de las problemáticas de cada lugar. El teatro siempre nos enseña a trabajar con la dificultad”. 

Los textos fueron coordinados por Patricia Zangaro, quien recuerda: “Cuando Manuel (Callau) me llamó inmediatamente pensé en trabajar en equipo. Convoqué a cuatro dramaturgas (Raquel Albéniz, Brenda Howlin, Cecilia Legarralde y Selva Palomino) que tienen visiones estéticas diversas y pertenecen a generaciones diferentes”. Se sumó el asesoramiento socioambiental de la especialista Maristella Svampa. En cada capítulo se conoce un problema distinto de una de nuestras provincias. Por ejemplo: el fracking (fracturación hidráulica) en Río Negro, otros inconvenientes con el agua en Mendoza, los desmontes en Córdoba, los agrotóxicos en La Pampa o la instalación de una planta nuclear en Río Negro. También se descubrirán conflictos en Corrientes, Jujuy, Tucumán, San Juan, Misiones y Neuquén. 

A LO LARGO Y A LO ANCHO. En un inicio fueron veinte las emisoras que difundieron este radioteatro, ahora llegarán a cien porque la cooperativa El Descubridor integra Farco (Foro Argentino de Radios Comunitarias). Cada una de estas radios podrá conseguir publicidad, y El Descubridor solo pide el encabezado del programa, porque tienen el apoyo de ATE (Asociación de Trabajadores del Estado) y Puntos de Cultura. También piensan editar los capítulos en la editorial cooperativa El Zócalo. 

El director Carlos Demartino continúa asombrando cuando explica cómo fue el proceso creativo: “Se llegó a un acuerdo para grabar cada uno desde su celular y los técnicos iban a armarlo. Nos reuníamos sin problemas, pero el inconveniente fue descubrir que los lugares no eran los apropiados a nivel acústico. Fue muy positivo encontrar los muchos regionalismos que tenemos y que se ven reflejados en los intérpretes de las provincias. No solo están sus temáticas, sino también sus tonadas”. 

Se suceden las anécdotas buscando los mejores sitios y la lucha contra una tecnología a veces díscola. Otro de los papeles protagónicos está a cargo de Ingrid Pelicori, en la piel de Mabel, una vendedora independiente que sueña con ser actriz. Recuerda: “Intenté buscar una voz, una colocación de la misma, o un color que transmitiera su mundo y permitiera imaginarlo. Grabar en pandemia fue muy raro, pero maravilloso. Al principio me parecía imposible que se pudiera armar el programa, cada uno grabando su archivito y mandándolo. Pero ocurrió la magia con nuestro editor Julián (Pelliza). Al escuchar los capítulos, parece que hubiéramos estado todos juntos de modo presencial. La temática me pareció excelente. Creo que es imprescindible difundir todas las luchas socioambientales que se están dando en el país”.

Como en todo radioteatro, es fundamental la voz del relator, en este caso la relatora es Ana Carella. Tiene una extensa trayectoria en el género, además de ser locutora y trabajar en Radio Nacional. Aclara: “Debés intentar que, a través del relato, la imaginación del oyente se ponga en movimiento y vuele alto. Que se produzca la magia. También hay que lograr una especie de complicidad, contando cosas que los personajes no dicen. Transmitir suspenso, emoción, mantener constante la delgada línea que existe entre el relato neutral u objetivo de la escena y la posibilidad de involucrarse sentimentalmente con lo que les sucede a los personajes”.

Hoy cada uno de estos protagonistas intenta en este particular momento seguir con su vida profesional, hisopados de por medio. Arturo Bonín está grabando para Pol-ka La 1-5/18. Mientras Ingrid Pelicori espera seguir encarnando a Ullmann en Bergman y Liv, correspondencia amorosa, junto a Osmar Núñez. Manuel Callau quiere volver al teatro con su Yo, Feuerbach. Todos están deseando encarnar nuevamente a sus personajes en este radioteatro titulado La compañía, donde seguramente volverán a recorrer imaginarios kilómetros de nuestro país conociendo nuevos conflictos.

 

La historia de un medio

Cuando se dice radioteatro aparecen actrices icónicas del género, desde Hilda Bernard hasta Eva Perón. Una de las especialistas en la historia de los radioteatros es Mercedes Di Benedetto. Hoy integra el Consejo de Radio de Argentores. Explica: “En realidad, a ciencia cierta no se sabe cuál fue el primer radioteatro. Ya en la década del 20 se irradiaban adaptaciones de obras teatrales en muchas emisoras, pero no son consideradas radioteatros. Está aceptado que el primero se tituló Una hora en la pampa argentina (1928), de carácter folclórico, dirigido por el actor Francisco Mastandrea. Eran sketches breves, con música y casi totalmente improvisados. Sería un protorradioteatro. Se señala La caricia del lobo del mismo Mastandrea (1929) como el primer radioteatro en capítulos con continuidad”.

Subraya: “No se sabe cuál fue la primera obra del conjunto Chispazos de tradición; podría haber sido en 1930 o 1931. Los cuadernillos que se vendían en los quioscos con tres o cuatro capítulos cada uno no tienen fecha de edición. No hay grabaciones ni hay fuentes concretas. Encima el autor murió cinco años después. Pero sí es seguro que las obras de Chispazos fueron las primeras con una estructura más orgánica, con un protagonista y un antagonista que hacía que el oyente tomara partido por el bueno, y sufriera a la par del personaje cuando era humillado o estaba en peligro. Fue la primera compañía radioteatral que realizó giras por los barrios y ciudades del interior del país”, finaliza.