ESPECTACULOS
Serrat y Sabina

La gran apuesta de dos leyendas de la música

No hay dos sin tres es el show que harán esta noche en el Movistar Arena. Bromean sobre la vida y su obra. Pese a que les habían vaticinado peleas, se llevan a las mil maravillas.

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Distintos. Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat debutan con su show esta noche en el Movistar Arena. | Aballay

Cada tiempo tiene sus canciones”, dice Joan Manuel Serrat junto a Joaquín Sabina, las leyendas de la música en español que se encuentran nuevamente en Buenos Aires a punto de presentar No hay dos sin tres, su tercer y nuevo show en conjunto. Hoy, y el  3, el 7 y el 8 de noviembre, Serrat y Sabina se presentan en el nuevo Movistar Arena. Cerveza en mano, Sabina sostiene que “las casas de apuestas se arruinaron: creían que éramos tan disímiles que decían que íbamos a durar una semana tocando juntos”. Se ríen, bromean, chocan en total comodidad mejilla con mejilla, Sabina le muestra un pantalón a cuadros que está usando y se carcajea. Serrat lo interrumpe con cariño y broma. Sabina dice que querían a Beyoncé como tercera, y Serrat agrega “pero no nos ha contestado el teléfono”.

—Tuvieron que suspender su función en Chile. ¿Qué canción les hubiera gustado cantarle al pueblo chileno en este particular momento?

Joaquin Sabina: Yo tenía preparada la que canto siempre en Chile. Lo que no esperaba es que la situación se complicara de ese modo. Es una de Violeta Parra que yo la canto en blues con otra letra y que es sobre el pinochetazo. La cantó aquí Mercedes Sosa. Siempre la canto. Esta vez hubiera sido demasiado cantarla porque sería comparar esto con el pinochetazo, y no es el caso. Sí es verdad que Chile tiene esa cosa extraña de sacar el ejército a la calle a la primera de cambio, y eso me sorprende y me aterra.

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Joan Manuel Serrat: Yo hubiera preferido cantar una canción eufórica, feliz, optimista. Una canción de convivencia, de felicidad y de futuro, pero tal como están las cosas seguramente  hubiera recurrido a una canción de Violeta, que es Me gustan los estudiantes.

JS: ¡Que vivan los estudiantes!

—¿Cómo viven estos momentos que se están dando en el orden mundial?

JS: Sabíamos que Argentina estaba viviendo un momento electoral complicado y económicamente complicado. Pero la paradoja de que en Chile, que es ese país que suelen poner como ejemplo en Latinoamérica de democracia neoliberal y tal, haya habido ese estallido tan tremendo nos ha sorprendido mucho. A mí al menos.  

JMS: Ha ocurrido con todas estas manifestaciones que se han producido; ha ocurrido en general, en todos los sitios, un movimiento de espontaneidad que es muy curioso. Es un movimiento que no está solo en Chile. Aparecen de pronto y sin que exista una dirigencia que capitalice…

JS: Sin líderes, sin partidos…

JMS: Es espontáneo, y curiosamente parte de un hecho que luego se diluye para entrar en hechos más serios. En Chile fue el boleto de subte. En Irak es contra la posición del gobierno por las tasas de WhatsApp. Es muy interesante lo que se produce. Esperemos que tenga una solución en la que los que han tenido responsabilidad directa, en especial la clase política, se enteren de lo que está pasando.

JS: De entrada Piñera ha salido a pedir perdón. Cosa no habitual en los presidentes.

JMS: Y echó a ocho ministros. Podría haber hecho otra cosa.

—¿Cómo viven ese amor que sienten por Argentina a la hora de nuestras crisis?

JMS: Yo no siento amor en exclusiva por Argentina. Hay días que estoy muy cabreado con Argentina. Sumamente enfadado conmigo, conmigo mismo, con el resto de mis compatriotes (sic) porque piensas que las cosas nunca se van a poner de otra manera, que los pecados siguen siendo los mismos y las virtudes siguen siendo muy cambiantes, sobre todo muy transferibles. Mi relación con Argentina está trufada de rencores, de amores, de alegrías, de penas, de vivos, de muertos y de todo lo que le ocurre a un ser humano a lo largo de su vida.  

 

Historia y canciones

—Después de tantos años, ¿qué descubrieron el uno del otro que no creían que estaba ahí?

JMS: Yo descubrí su leyenda. Que Sabina era Sabina más su leyenda, y lo podías tomar en las tres circunstancias: como Sabina, como su leyenda y como Sabina y su leyenda. Y las tres son mentira.

JS: Lo primero que descubrí, y que era lo más emocionante, es que podíamos entrar juntos a un escenario y hacer la gira entera. Casi de igual a igual. Sin excesivas tensiones, sin broncas. Al contrario, disfrutando mucho de las comidas, de las cenas fuera del escenario, de las risas y de las copas. Para mí siempre fue muy emocionante que el maestro de maestros, que era él, que sigue siendo, que yo lo tocaba en la calle en el metro de Londres, me deje cantar sus canciones.

—¿Les gustaría que alguna de sus canciones se use en esos levantamientos populares?

JS: Yo no quiero y creo que él tampoco, bah, estoy seguro, que sus canciones se conviertan en bandera, puesto que no me gustan las banderas, me gustan las canciones. Las canciones cambian el mundo pero muy a largo plazo, cambian el mundo personal, el mundo de las parejas, de la vida cotidiana  que el mundo político desafortunadamente no. Hace mucho no creo en las canciones banderas. Pero creo incluso que los disturbios pueden convertirse en una canción.