Retratar en el cine a argentinas apasionadas, que han roto estructuras, han intentado rebelarse a los cánones de sus tiempos o han alzado su voz, es una necesidad y un compromiso. Las mujeres hemos ganado importantes batallas y hemos conquistado irrenunciables derechos. Pero la lucha sigue y el cine puede –y debe– contar la vida de aquellas que han dejado una huella y han demostrado que hay fuerza y valor.
Luego de filmar Felicitas, película acerca de una joven de clase acomodada cuya tragedia se convirtió en mito, emprendo el emocionante desafío de hacer una biopic sobre Tita Merello.
Se trata, una vez más, de la mirada de una mujer hacia otra mujer.
Quizás a muchos, sobre todo a los más jóvenes, al mencionar su nombre suene en la cabeza la canción Se dice de mí, aquella que Tita interpretara con mucha gracia en la película Mercado de Abasto, en 1955. Pero la historia de este personaje único tiene mucho más en su haber. Son emblemas de su interpretación Arrabalera, El choclo, Pipistrela, Niño bien y La milonga y yo. Gracias a su naturalidad, su expresión y su desenvoltura llegó a filmar más de cuarenta películas, tales como Don Juan Tenorio, Filomena Marturano o Los Isleros. Su éxito movió a productores de Hollywood, Italia y Francia a convocarla, pero Tita nunca quiso abandonar su Buenos Aires.
Dueña de un temperamento avasallante supo ganarse un lugar en un mundo de hombres. Su origen de extrema pobreza, signado por el abandono y las carencias la marcó para siempre. Movida por la necesidad, comenzó a actuar y cantar desde joven interpretando con humor rancheras, milongas y tangos reos en cabarets de poca monta. Su carácter fuerte y decidido la llevó a triunfar en el tango y el cine. Fue un camino difícil en el que tuvo que enfrentar abusos y humillaciones. Pero su carrera también la cruzó con reconocidas figuras como Enrique S. Discépolo, Hugo del Carril o Eva Perón, con los que, en muchos casos, no sólo desarrolló proyectos laborales, sino también profundas amistades.
La película narrará su historia tomando el rumbo poético de su propia voz, acompañando su ascenso desde el bajofondo de la ciudad hacia el centro de las marquesinas del teatro de revista, el cine y los grandes escenarios. Abarcando un período que va desde 1920 a 1960, la vida social y política de la Argentina jugará un papel significativo en el trasfondo del relato.
Tita de Buenos Aires transitará también su vida amorosa, que no estuvo ajena a los desencantos. Dijo haber amado a un solo hombre, a Luis Sandrini, actor tan famoso como ella con quien mantuvo una tumultuosa relación que duró diez años. A él se entregó, dejando en evidencia su lado más tierno y vulnerable.
Tita despertó pasiones y cuestionamientos, después de todo ¿quién era esta mujer que se imponía con voz ronca y modos desfachatados?
Bajita, morocha, de bellas piernas, labios sensuales, poseedora de una mirada insinuante, encerraba tras una fachada de procacidad y mujer atropelladora, una pena incurable. “Tuve que buscar en la calle la respuesta de muchas cosas. Para los hombres siempre fui como un perro de la calle”, declaró en alguna oportunidad. Por momentos, su personalidad era dura como su historia, y la osadía y la autenticidad, sus mayores encantos. ¿Cómo no enamorarse de este ícono de la mujer del pueblo y para el pueblo?
Nuestros ídolos populares tienen una historia detrás que merece ser contada. Forman parte de nuestra identidad nacional. “La Merello” tiene un legado que nos sigue interpelando desde ese cariz irreverente e intrépido que plasmó, no sólo en sus interpretaciones, sino en la manera de encarar su tiempo. A diferencia de otras cantantes mujeres de su generación, cantó el tango con un decir áspero, irónico, trágico, y sensual cambiando para siempre la manera en que el tango sería cantado a partir de ella.
La película es un tango en sí misma. Un tango con todo el melodrama que encierra esta música ciudadana tan cercana al corazón de nuestra historia. Con gran entusiasmo hemos iniciado esta travesía, pues el cine nacional debe un homenaje a nuestra Tita, aquella que ha sabido reinventarse y reconstruirse a pesar de todo tipo de condicionamientos. “Cada hombre es lo que hace con lo que hicieron de él”, dijo Sartre, y cada mujer también. Y vaya si esta mujer dota de sentido tal frase.
Fue aclamada, reconocida, amada, deseada y finalmente declarada por unanimidad como la única, la extraordinaria Tita de Buenos Aires.
*Actriz, guionista,
productora y directora.