ESPECTACULOS
PANORAMA 2020

La reinvención del cine como el mayor espectáculo

La crisis que generó el cierre de salas apuró de forma demasiado veloz un modelo que venía amenazando: el estreno directo a streaming de películas gigantes que antes rompían récords comerciales de público.

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Alteración. Después de Tenet Warner anunció que durante 2021 sus estrenos irán al mismo tiempo online y a sala. Su primer lanzamiento. | gza. warner / disney / amazon / sony

Cuando en febrero de 2021 se generó un tropezón en el orden mundial, entre cientos de cosas, las salas de cine alteraron su orden y naturaleza, primero en China, y después en el mundo. Nadie imaginaba al punto al que se llegaría a finales del 2020. Ayer, a fin de año la clave era observar qué país podía superar a Estados Unidos como responsable de casi un 40% de la facturación global de las salas de cine (spoiler: China). O ver cómo cuatro títulos de los diez más vistos del año en Argentina se quedaban con un 60% del total de los espectadores. Hoy, por supuesto, la charla es otra: el modelo completo del cine, su modelo comercial, por primera vez en toda su historia parece estar al borde de muchas cosas, entre ellas, el tan temido y tan vaticinado “fin del cine”. OK, es una exageración, pero “el fin del cine como lo conocemos” quizás no esté tan lejos de la realidad.

El sacudón más enorme en un año donde varios estrenos debieron omitir las salas fue poderoso. Y lo dio Warner hace algunos días. Pero primero una hoja de ruta para entender tropezones, aciertos y hielo demasiado fino. Estamos hablando de un año cuya clave, cuya marca para siempre, fue alterar modelos clásicos de estreno, de lanzamiento de un film en las salas de cine: desde marzo, Trolls: World Tour decidió que no iría a salas y se estrenó online pagando un ticket diferencial (que, por supuesto, no obviaba la piratería que un lanzamiento en línea implica). Y así pasaron los meses, y los formatos: desde Mulan que implicó que hasta Disney cediera a los planes trazados y fuera directo online (con diferencial en los territorios del lanzamiento original) con una película que tenía perspectiva de US$ mil millones de ganancia (por su orientación al mercado chino) hasta el intento de Tenet, lo nuevo de Christopher Nolan, el cordero sacrificial que buscaba traer gente a las salas y no pudo, o al menos no pudo en la medida esperada. Vale, y mucho, no olvidar el suceso local en –múltiples países– de plataformas como Cine.Ar, que promueven cine nacional con números nunca soñados en salas comerciales (incrementaron en un 85% sus visualizados totales y sumaron casi el 100% de total de nuevos usuarios).

La ventanita. Hay un concepto clave que genera la distancia crucial para que un estreno alimente, en primera instancia, las arcas de las cadenas de cine, dando exclusividad a esa vida en los proyectores antes que los films lleguen a sus futuros canales de distribución (sea streaming, sean otros mercados globales, sea el circuito de los festivales de cine). La ventana vale y mucho. O valía. La ventana, dijimos, implica la distancia entre su estreno hasta su presencia en una plataforma de VOD. Y este año, Universal, la compañía que estrenó Trolls: World Tour logró un arreglo con Cinemark, de una ventana de 17 días. Un récord a la hora de los días en la industria (que solían ser tres meses). Uno aterrador para muchos. Pero considerando que la mayoría de los films de Hollywood, o enormes, logran gran parte de sus ganancias globales en los dos primeros fines de semana desde la fecha de su estreno, ese terror fundamentado tenía una pequeña (y no tanto) habitación del pánico y salvaguarda. Aun así, el modelo de películas con presupuestos que superan o llegan a los US$ cien millones (cualquier tanque de Hollywood) y que gastan casi lo mismo en marketing para lograr un fenómeno global dependen de forma crucial de las salas. De todas las salas del mundo. Por ejemplo, el lanzamiento global es lo que permite números como los que logró Avengers: Endgame, con casi US$ tres mil millones de ganancias. Y hablamos de una excepción, gigante, pero que deja en evidencia un modelo gigante, que necesita de un mercado gigante. Un mercado que hoy, por ejemplo, ha sufrido pérdidas de miles de millones. AMC, la cadena más grande del mundo, perdió el 91% de sus ganancias anuales. Cinemark el 96% y así la lista. Y sí, hay ayudas de los gobiernos. Pero no hay perspectiva de un regreso a los viejos modos de salas llenas.

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Fin del modelo. Y entonces, las salas dejan de ser lo que eran. Y las películas enormes, las XL, las que tienen a 007, a superhéroes de Marvel, a Minions y así la lista, se empezaron a acumular. Mientras, el streaming siguió. Inclusó compró estrenos que iban a ir a salas. Las plataformas como Netflix, Amazon, HBO Max (que llega aquí en junio) y la reciente  Disney +, entre decenas de otras crecieron en 2020 como nunca antes: Netflix está cerca de los doscientos millones de usuarios y Disney + logró un impensado –incluso en sus planes– total de casi ochenta millones de suscriptores (una cifra que esperaban en 2024, hoy esperan 230-260 millones para esa fecha).

Entonces, aquí una clave, crucial: el contenido, así sean películas de Martin Scorsese o de Marvel, no se va a acabar. La producción original que busca capturar nuevos suscriptores, robarle suscriptores a las otras plataformas, es y será una constante. Es muy factible que en los próximos años veamos más contenido que nunca, pero y aquí el miedo, al menos para una o dos generaciones, ¿perderemos el hábito de ir al cine? Y justo cuando esa pregunta era una sombra, devino un eclipse en una noticia que todavía genera polémicas, enojos, reuniones y crisis en Hollywood: HBO Max ofrecería todos sus estrenos “de sala”, los XL, en simultáneo con las salas. Es decir, la muerte de la ventana. Eso comenzó con Mujer Maravilla 1984, que en sus primeros días en sala generó menos de US$ cincuenta millones globales. Pero es una lista que incluye a films como Matrix 4, Godzilla vs King Kong, la nueva saga de Dune y así la lista. Así, las demandas de productoras, de agentes y más que consideran la movida un error de los dueños de Warner, AT&T, siguen, pero aunque se vuelva sobre sus pasos, el miedo está. Más que nunca. La empresa dijo que era una movida para salir de la crisis, para atraer suscriptores a HBO Max. La variante que sí aplica es la real crisis de las salas de cine, ahogadas en deudas, con préstamos y salvatajes económicos. Y que el público pierda la costumbre de ir al cine, algo que suena fantasioso, pero que Brad Argate define en Forbes como “si al contrario que antes, donde el cine en plataformas de hecho incentivaba por desborde a que la gente quisiera ver películas, quizás el nuevo escenario permita sí que ya se entienda que el cine, determinado cine, deja de ser hábito”. ¿Cómo convencer a la nueva película de cine XL, no la que ya se está filmando sino la que viene, de esperar para ir a una sala? ¿Cómo sobreviven las salas sino convirtiéndose en un híbrido entre el teatro y su función anterior, es decir, dejando de ser físicamente un arte de masas?

 

Adiós, blockbuster

Que WarnerMedia esté presto, al menos en territorio norteamericano y en algunos países de Europa, a permitir que películas que podían llegar a los US$ mil millones de ganancias (la barrera que cualquier blockbuster, film enorme, quiere superar) se vean en streaming al mismo tiempo que estrenan, muchos sienten que ha cambiado las reglas del juego. El reciente estreno de Mujer Maravilla 1984, que en Argentina verá la luz cuando vuelvan las salas, por ahora ha sellado ese destino, que puede cambiar, seguro, pero que ha sacudido como nunca antes el medio. Con películas de James Bond en espera, con Black Widow, la gran nueva Marvel en espera, implican, al estar en gateras, en espera, un costo: por ejemplo, No Time to Die, la nueva de Bond, le cuesta en intereses un millón de dólares por mes a MGM, su distribuidora. Hasta que se estrene, de la forma que sea, ese dinero no vuelve. Tenet, la nueva de Nolan, se estrenó como anzuelo, para que la gente retorne a las salas. Costó US$ 205 millones, e hizo 350 millones. Apenas recuperó su costo. Y eso generó la hoy infame jugada de WarnerMedia. China, donde sí se estrenó Wonder Woman 1984, con pésimos resultados, ahora sí es el mercado más grande ( US$ 1,9 mil millones) gracias a poder mantener sus cines abiertos. Los blockbuster representan el 87% de la taquilla global ¿cómo cambia el cine si caen los gigantes? ¿Cómo venden las franquicias su merchandising, su mayor fuente de ingresos, si la gente las ve en su hogar y no en eventos grandes donde venderlas?.