Hoy se estrena en Netflix la esperada serie de Fito Páez, El amor después del amor. Está basada en las memorias de este artista que evocan su infancia y juventud. Termina en sus 30 y eso es lo que vas a ver. Con este punto de partida se convierte en un repaso de la época dorada del rock nacional, desde sus primeros acercamientos a la Nueva Trova Rosarina (aunque de esto se muestra poco), el desembarco en Buenos Aires con ellos y cuando se sumó a las huestes de Charly García.
También está la parte dolorosa, que se explora bastante, la de una historia familiar que sin dudas lo marcó de por vida. Y los altibajos anímicos que vivió como consecuencia de esos hechos terribles. Además están sus amores, con particular acento en las personalidades de Fabiana Cantilo y Cecilia Roth, ya que la trama llega hasta el ’93.
Algunas cosas las sobrevuela, con la hermosa música de los ’80 como telón de fondo, y otras se las muestra con un poco más de detalle. Pero no deja de ser una bioserie autorizada por el protagonista, con lo cual todo se ve desde tu perspectiva. Esto no es malo pero, como espectadora, esperaba saber un poco más. Cuando la veas te vas a dar cuenta a qué me refiero. Porque estoy segura de que la vas a ver y a sacar tus propias conclusiones.
Quizás lo mejor de su biografía, lo menos conocido, será un período oscuro que coincide con el asesinato de su abuela en la casa familiar. Este es el momento más auténtico de la serie de ocho episodios, que recién se pone interesante a partir del cuarto capítulo. Aquí es cuando empieza a tomar otro vuelo, así que tenele paciencia.
Dicho esto, la propuesta en sí está bien hecha y refleja con la intención puesta en el detalle de las diferentes épocas históricas en las que transcurre. Con respecto a las interpretaciones de esta producción de Mandarina y Netflix, solo voy a mencionar las destacadas: Campi como el padre, maravilloso; Gaspar Offenhenden como el niño Fito, adorable; Micaela Riera como Fabi Cantilo es lo mejor de la serie.
Por su parte Daryna Butryk copió muy bien los gestos de Cecilia Roth. E Ivos Hochman, el Fito adulto, convence a medias, sobre todo cuando le tocan las escenas dramáticas, pero no se puede negar que cumple con el fisique du rol mientras intenta explorar la melancolía de su personaje principal, al punto de que podría llegar a convertirse en un lindo retrato musical de una época intensa y prolífica, pero también dramática.
Eso sí, a medida que vayas mirando la serie te vas a dar cuenta de que esas hermosas canciones que compuso Fito Páez en ese período te van a resonar por días en la cabeza.