Su nombre, Silvia Kutika, se asocia inmediatamente a la televisión, espacio en el cual trabaja desde 1980. Pero ahora la veremos en un escenario como sucedió en Las alegres mujeres de Shakespeare, Porteñas o Viaje de placer (2013). Desde este sábado 6 a las 21 horas encabeza el nuevo elenco de El cuarto de Verónica en el Teatro La Mueca (Cabrera 4255). Subraya Kutica: “Es el mismo autor de El bebé de Rosemary, el norteamericano Ira Levin. Fue un maestro creando obras de suspenso y terror”.
Recuerda: “Este mismo texto se estrenó hace muchos años (1977) con María Vaner, Alberto Argibay y Susú Pecoraro. Hace muy poco se volvió a presentar (2019) con la misma directora que ahora (Virginia Magnago), pero de aquel elenco sólo está Adrián Lázare. Los otros intérpretes tuvieron otros compromisos, por eso nos sumamos con Fabio Aste y a Antonia Bengoechea”.
—¿Qué te decidió aceptar esta propuesta?
—En el 2019 hice El show de la menopausia, después Tengamos el sexo en paz. Con este último espectáculo habíamos iniciado una gira el año pasado hasta que se cerraron los teatros. Extrañaba actuar y cuando me alcanzaron el texto, lo leí enseguida y no lo dudé. Es atrapante el clima que va creando. Además es un desafío actoral para mí.
—¿Crees que te consideran una actriz de televisión?
—Si y es lógico. Hace muchos años que trabajo casi con continuidad en la televisión. Sobre todo en los tiempos de Alejandro Romay, en Canal 9. Pasaba de una novela a otra, estábamos grabando los últimos capítulos y ya nos avisaba de cuál sería la próxima.
—¿A quién o quiénes considerás tus maestros a la hora de la actuación?
—El primer nombre que me surge es el de Franklin Caicedo, pero debería ir sumando a todos los compañeros con los que trabajé, tanto en televisión, cine o en teatro. Aprendo mucho durante los ensayos o las grabaciones, sobre todo con aquellos que tienen años de experiencia. Uno de los casos más recientes fue el compartir escenario con María Rosa Fugazot.
—¿Cómo será este teatro en tiempos de coronavirus?
—Por lo de pronto ensayamos con barbijos y tomando todos los recaudos necesarios. Además sabemos que tendremos un público muy acotado, no más de cincuenta y cinco espectadores que pueden asistir en sus propias burbujas. O sea vendrán de a dos, tres, cuatro o cinco. Habrá una fila vacía entre una y otra. Creo que tanto los intérpretes como el público necesitamos de estos encuentros. La producción lanzó un dos por uno y las entradas estarán a un precio accesible ($650). Haremos dos funciones semanales, los sábados y domingos. Creo que es una gran invitación para quienes aman este género del suspenso. Es atrapante el clima que se va gestando.
—¿Fueron tiempos difíciles los del encierro?
—Si. Nosotros con Pipo (el actor Luis Luque) por suerte vivimos en una casa en Chacarita y pudimos quedarnos ahí adentro, casi sin salir. Se nos suspendió todo lo que estábamos haciendo. A mí la gira y a él las grabaciones de El Tigre Verón para El Trece. Por suerte recién ahora pudo terminar la miniserie de Polka y empezará dentro de poco la filmación de El Marginal. Subsistimos gracias a los ahorros.
—¿Con qué cubrieron la falta de actuación?
—Nos abocamos a la pintura y el reciclado. A ambos nos gusta mucho el arte. Me dediqué a pintar desde paredes (se ríe) aunque no soy demasiado buena en eso, pero sumé cuadros –algo que me apasiona- y también intervine instrumentos musicales de algunos amigos. Terminamos el 2020 y empezamos este 2021 con el casamiento de mi hijo Santiago. Usé mucho Instagram para seguir en contacto con la gente. No es lo mismo, pero fue la manera que encontré para estar.
El Instante de la TV
Cuando se le pregunta por cómo ve a la televisión actual confiesa Silvia Kutika: “Hay muchas ficciones extranjeras, turcas, brasileñas o colombianas: extraño lo nacional”. Integró muchísimos elencos, los más cercanos fueron en Las Estrellas (2017) y Tu parte del trato (2019). Dice Kutika: “Quedan pocas productoras y eso reduce las posibilidades de trabajo, no sólo para los actores, hay mucha gente detrás de una cámara. A veces extraño a Alejandro Romay. La cantidad de ficciones que se grababan en los estudios de Canal 9 permitía que tuviéramos continuidad laboral. Hoy parece imposible”. Títulos como El precio del poder, Alta Comedia, Dulce Ana o 90-60-90 se suceden en su carrera. Pero también participó en importantes ficciones para Telefé (Vidas robadas, Se dice amor o El hombre de tu vida) y Canal 13.
Trabajó con directores de cine con trayectoria como Sergio Renán, en Sentimental, Héctor Olivera, en Los viernes de la eternidad, Carlos Hugo Christensen en ¿Somos? o con Juan José Campanella en Luna de Avellaneda. Pero también acompañó al debut de nuevos creadores, como fue el caso de Desmadre, ópera prima de Jazmín Stuart. Cálida, de una voz muy dulce, Kutika lleva por sus venas con orgullo su sangre húngara. “Hace relativamente muy poco tiempo viajé por primera vez a Hungría. Estuvimos en Budapest, donde tengo un maravilloso primo que nos mostró la ciudad. Fue mi hijo quien me impulsó y emprendimos el viaje los tres, hará cuatro años atrás. Descubrí gente muy cordial y me sentí como en mi casa”, finaliza.