ESPECTACULOS
nacha guevara

“Me enfermaría ser ministra de Cultura”

La artista, que sufrió el exilio, reivindicó a Evita y pide que la obra de Orgambide se haga en el Colón, y asegura que Argentina es un país maltratador. Jurado de ShowMatch y amiga del candidato presidencial Daniel Scioli, admite que podría ser persona de consulta.

La artista, que sufrió el exilio, reivindicó a Evita y pide que la obra de Orgambide se haga en el Colón, y asegura que Argentina es un país maltratador. Jurado de ShowMatch y amiga del candidato pres
| Gentileza Machado / Cicala

Con cincuenta años de carrera, fue vanguardia con el Di Tella, les puso voz a poetas franceses y canciones de protesta, sufrió el exilio en dictadura, fue electa diputada en democracia y cantó para recaudar fondos de la campaña presidencial para su amigo Daniel Scioli. Hoy formando parte del jurado de ShowMatch, Nacha Guevara puede decir, como la frase con la que presenta el taller que dictará el 1º de agosto en Salón Antártica (Echeverría 1442), “Cumplir años es obligatorio; envejecer, opcional”. Porque de su actualidad cree que “siempre es el mejor momento”.

Además, no son pocas las mujeres que admiran su estado físico, y Nacha afirma que acepta ser una referente, pero “cuando eso está vinculado solamente a cómo me veo, no me divierte. Si es a un modo de vida y a elecciones o trabajos que vengo haciendo desde hace 35 años, sí. Si lo que se ve es si me hice cuatro cirugías o si tengo extensiones, me apena”.

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—¿Te quedaste con  ganas de algo?
—Sí, los artistas realizamos el 20% de las cosas que soñamos. Un artista tiene que tener una gran capacidad de frustración… No quiero dejar de hacer La voz humana, en versión musical.

—¿Cuándo la querés hacer?
—Si te dijera mis tiempos… Eva, el gran musical argentino, tuvo siete años sólo de proceso creativo. La primera escena que se me ocurre es del ‘73 y se estrenó en el ‘86, pero como la soñamos recién se hizo en el 2008 (con producción de Daniel Scioli).

—¿Podrías volver a estrenar “Eva”, de Pedro Orgambide?
—Sí, es una obra hermosa, un clásico. Espero que perdure cuando ya no esté y que el Colón la tome como parte de su repertorio. Tiene una partitura y un corazón extraordinarios.  

—Elena Roger dijo que su versión de la “Evita” de Broadway no gustó …
—Tuve la oportunidad de hacer Evita, pero no había manera de transformar a ese personaje en alguien de carne y hueso. Está tratado como si fuera un cómic; una caricatura del personaje. El propósito de la obra es tomarle el pelo a Eva y a los argentinos.  

—¿Por qué elegiste “Guevara” para tu apellido artístico?
—Nace de un asunto de identidad. Yo conocí a mi padre recién a los 46 años, por lo tanto el apellido “biológico” que llevo estuvo siempre en un lugar que no me significaba nada; y cuando salís de la casa al mundo, necesitás corazas. Ahí cambié mi nombre por “Guevara”, primero por admiración a Ernesto, pero después me di cuenta de que también era un homenaje fallido a mi padrastro, que se llamaba Guerrero. Igual, tienen bastante que ver.

—Si Daniel Scioli llega a presidente, ¿podrías ser ministra de Cultura?
—No creo, porque soy muy ejecutiva y no podría bregar con los laberintos de la burocracia. Puedo con instituciones pequeñas, donde sea poca gente en la cual se pueda confiar en que va a hacer las cosas cuidando hasta el último detalle. Pero cuando las cosas se despatarran en ocho pisos de un edificio y diez mil empleados, no. Me enfermaría. Lo que puedo hacer es aportar ideas y cosas que se deberían hacer. Lo primero que debe hacer un Estado es sostener al arte y las ciencias. Alguien tiene que bancar el error; es urgente para revitalizar la cultura un lugar para equivocarse, como lo fue el Di Tella.

—¿Sentís que te consultarían?
—Sí, tal vez sí. Acordate que Kirchner me ofreció dirigir el Fondo Nacional de las Artes. Ahí teníamos proyectos maravillosos, pero cuando vi que había que pasar tantos filtros para hacer una cosa, me dije: la vida se me va a ir en esto para conseguir algo que ya va a estar muy distorsionado. Ellos querían penetrar la estructura del Fondo, y eso es absurdo. Yo  les ofrecí hacer una estructura nueva, efectiva y rápida para entrar a un lugar que tiene una forma de actuar y unos estatutos que te vuelven locos. Yo recuerdo siempre a Kirchner que cuando me llamó me dijo: “Vos, a transgredir”. Nunca le agradeceré suficientemente esa frase. Que, con mi historia, un presidente diga eso tiene un valor increíble… Yo creía que para transgredir había que tener una institución nueva, como fue el Di Tella, pero no lo pude hacer.

—Tu hijo Juan Pablo vive en Estados Unidos. ¿Te gustaría que vuelva?
—Claro. Es un hijo maravilloso, pero tuvo una experiencia lamentable por estas tierras. El es el más argentino de todos, siendo que se fue a los dos años. Aprendió a hablar en el exilio, tal vez eso hizo que tenga un gran amor y necesidad de volver, a pesar de que le dijimos “pensalo muy bien”. Le decíamos que viniera de a poco a ver si se adaptaba, pero no hizo caso. Se vino con su mujer y tres chicos, levantó una casa e hizo una apuesta de confianza, pero se fue muy maltratado.

—¿Por quién?
—Por el país. Argentina es un país maltratador. Por ejemplo, no entendía cómo se manejaba acá, porque no se respeta nada. O cuando le vinieron a instalarle el cable y terminaron robándole el teléfono. Es psicólogo de liderazgo, de deportistas, actores, políticos. Acá eso no entraba en la cabeza de las instituciones o personas, y no consiguió un trabajo en un año y medio. Su experiencia fue de lo más desalentadora. Algo muy doloroso para nosotros, porque sabemos que no va a volver más. Con esta historia lo extraño más que antes.

 

“No me creo todo lo que pasa en ‘ShowMatch’”

—¿Extrañás esos años de vanguardia?
— Siempre. Extraño la insolencia creativa, la inconciencia de hacer las cosas sin medir consecuencias y la rebeldía de la época en que éramos libres sin darnos cuenta. La libertad era el estado natural y después de que pasan ciertas cosas, no vuelve a ser lo mismo. Esa generación tuvo su dicha y castigo por ser parte de ella. Todavía algunos de los que hemos sobrevivido tenemos chispazos de rebeldía, porque todo acto creativo es un acto rebelde.

—¿Tienen reemplazo los ilustres sobrevivientes?
—Nosotros vivimos circunstancias únicas y supimos aprovecharlas. Era muy adverso todo, pero algo hizo que tuviéramos ese motor y espontáneamente gente de distintas disciplinas nos comunicábamos. No existía internet, no podías copiar, o si querías copiar tenías que esperar mucho tiempo hasta que llegara el pensamiento de Sartre o la locura de Warhol. Todavía no salió la otra generación que viene a romper con eso, a hacer otro camino, a hacer cosas que nos disgusten profundamente… Nosotros lo hacíamos. La mayoría nos detestaba

—¿Cómo te llevás con este ShowMatch alejado de su etapa más “virtuosa”?
—A pesar de todo lo que viví, soy una persona que se cree todo. El año pasado me pasaba mucho eso y sufría; en éste ya me di cuenta que no es tan así. Todo es mucho más preparado, los que vienen dicen cosas que no son ciertas para tener diez minutos de cámara… Es todo un juego que el año pasado me comí, pero que éste no me lo creo. Me volví más escéptica con los participantes, la paso mejor este año.

—¿Te preguntás “qué hago acá”?
—En algún momento. Lo que hago es tratar de ver algo que sea de utilidad, sobre todo para mí, porque en la observación siempre podés aprender algo, de lo que sea. Eso me enriquece y lo devuelvo de la mejor manera posible.