ESPECTACULOS
Elisabet Casanovas

"Netflix se ve mucho, pero el teatro es muy fiel"

La actriz catalana es una de las presencias en el 8º Festival Temporada Alta, que se organiza en la sala Timbre 4. Valora su paso por Merlí y elogia la vida cultural en la Argentina.

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Visitas. El éxito que cosechó en su rol en la serie española le ha abierto las puertas a propuestas. | gza. noemí elías

Del 5 al 16 de febrero, se desarrolla el Festival Temporada Alta en Buenos Aires (TABA), donde se traslada la programación del Festival Temporada Alta de Girona (que se hace de octubre a diciembre en las ciudades de Girona y Salt, en Cataluña). Es la octava edición que realiza Timbre 4, el teatro dirigido por Claudio Tolcachir.

Hay obras de pequeño formato; muchas oscilan entre lo ficcional y lo biográfico, entre lo histórico y lo imaginario; se descubren plumas contemporáneas; muchos textos son un collage; algunos, fijados; otros, improvisados. Tolcachir, quien también es docente, sabe del efecto de estas visitas: “Veo los puentes que se construyen, las presentaciones entre artistas y espectadores que generaron nuevas corrientes de estímulo. [Se trata de] unir festivales, países, ciudades, teatros. Perderle miedo a la mezcla y al cruce”.

Una de las obras que se verán en TABA 2020 es Ka-ssandra, un monólogo escrito por el uruguayo Sergio Blanco –de quien en Buenos Aires ya se montaron Tebas Land y La ira de Narciso–. Sergi Belbel dirige esta visión de Casandra: aquí la sacerdotisa y profeta de la mitología griega es una transexual, refugiada de la guerra y prostituta que denuncia el maltrato que le infligieron Apolo y cuantos hombres la rodearon. Quien le pone el cuerpo es Elisabet Casanovas. Ella, Tania en la serie Merlí, llegó al mundo a través de Netflix. En la serie catalana, protagonizada por Francesc Orella, en el papel de profesor sui generis, Merlí Bergeron, Casanovas era una de las estudiantes: una adolescente acomplejada con su cuerpo sinuoso.

—¿Primera vez en la Argentina?

—Sí. He querido ir a la Argentina desde muy joven. Creo que tenéis una cultura súper rica, una actividad cultural muy potente. Me contaron que tenéis una escuela de artes muy poliédrica y súper chula. Sois muy maestros en todo ello.

—“Kassandra” se parece mucho al planteo de “Juicio a una zorra”, sobre Helena de Troya.

—Sí. Me parece un recurso muy sabio coger un personaje mitológico para contar algo del presente. Hay roles que el sistema patriarcal sigue perpetuando y validando. Helena de Troya es una mujer súper sexualizada para todo el mundo y Casandra, a su modo, también.

—Tania, en “Merlí”, estaba atravesada por una mirada despectiva masculina…

—Tenía mucho complejo con su cuerpo y eso le llevaba a ser insegura ante sus relaciones. Para todas las chicas, tengamos el cuerpo que tengamos, hay una exigencia. Y aunque ahora se están revisando muchas cosas

–la teoría nos la sabemos muy bien–, dentro del ADN, y aunque tengas un cuerpo normativo, tendemos a tener un complejo con el cuerpo. Es una mierda que le pasa a todo el mundo y, más, en la etapa adolescente.

—¿Qué significó en tu carrera haber estado en Netflix?

—Me ha abierto muchas puertas para seguir trabajando de actriz, porque Netflix, por suerte, tiene mucha visualización, pero requiere mucho trabajo. Tienes que tener una base muy sólida. Igual, es realmente muy difícil mantenerte siempre en el tope de lo visual; el teatro tiene una cosa muy fiel; esto es una carrera de fondo que se tiene que trabajar de a poco y con calma.

 

La programación

A TABA 2020, llegan desde España –además del monólogo de Elisabet Casanovas– A.K.A. (Also Known As), de Daniel J. Meyer, donde Albert Salazar interpreta a un adolescente que se enfrenta al mundo contemporáneo; Hasta agotar existencias (Ensayando para que la muerte de mi madre no me pille desprevenida), donde Verónica Navas Ramírez le pone el cuerpo a su texto autobiográfico en torno a la relación madre e hija; y de Javier Aranda, Parias, títeres para adultos, en una reflexión sobre la margi-nación del ser humano.

Chile cruza los Andes con tres propuestas. Carnaval, de Trinidad González, gira sobre el maltrato infantil. Las otras dos obras se nutren de hechos históricos. Amanecerá con escombros sobre el suelo, bajo la dramaturgia de Pilar Ronderos e Italo Gallardo, de las experiencias de sobrevivientes al terremoto de 2010 en Chile; y El taller, de Nona Fernández, se inspira en los talleres literarios que la escritora Mariana Callejas organizaba en su casa en los años 70, en cuyo subsuelo la DINA (Dirección de Inteligencia Nacional, la policía secreta de Pinochet) ejecutaba torturas.

Otras obras de América Latina serán: de México, Josefina la gallina puso un huevo en la cocina; de Uruguay, Terrorismo emocional;  de Perú, Solo cosas geniales; de Venezuela, y Hay que tirar las vacas por el barranco. Asimismo, se verá Finir en beauté, de Mohamed El Khatib, dramaturgo y director de escena francés de origen marroquí.

En TABA también hay encuentros de debate, llamados Mesas de Conversación, y la 8º edición del Torneo de Dramaturgia Internacional, en el que dos escritores españoles y dos argentinos harán una lectura dramatizada de sus textos, simulando una contienda pugilística.