Habrá una despedida formal de su último disco, Lápiz, papel y guitarra, pero también algunos estrenos que permitirán espiar el futuro. Así está planteado el show que Antonio Birabent ofrecerá esta noche en la Sala Siranush a partir de las 21, acompañado por su guitarra, Alejandra Moro en batería y Mauro Scaparro en bajo y teclado.
—Este año estuviste en la tira “Viudas e hijos del rock and roll”. ¿Te entusiasman igual tu faceta actoral y la de músico?
—Por momentos me dedico exclusivamente a la música. Y muchas veces esos momentos son muy largos. Mi trabajo como actor, en cambio, fluctúa en el tiempo. La diferencia es que la música está siempre. Tengo todo el tiempo a mano el papelito y la birome para escribir canciones. O leo un poema de Fabián Casas y pienso en musicalizarlo. Vengo pensando hace rato en hacer un disco con grandes canciones argentinas grabadas solamente con la compañía de un piano… La música es algo que está presente permanentemente. Pero tampoco quiero resignar la actuación. Creo que sería un error grave porque vengo trabajando hace años en eso. La música me lleva tiempo, pero no es un laburo de jornalero. Me deja espacios libres. Hacer las dos cosas, creo, me hace mejor persona.
—Pero las tiras de la TV son muy demandantes.
—Para mí fue una muy buena experiencia. Yo no tenía un personaje protagónico sino uno más bien satelital, así que pude organizarme bien. Y me encontré con viejos camaradas que no veía hace mucho, gente con la que tengo una clara sintonía artística: Fernan Mirás, Damian De Santo, Celeste Cid… También me gustó que sea un programa poco habitual, alejado del realismo. El conductor radial que interpreté no existe, lo echarían a patadas a los dos minutos de cualquier laburo, es una exageración total ese tipo tan soberbio, imbancable.
—¿Es difícil vivir sólo de la música?
—Creo que yo podría. Sobre todo porque soy muy austero. Es un oficio cambiante, arriesgado. Y el que no lo entiende así va camino a la decepción brutal. Te puede ir mal aun haciendo todo lo que se supone que tenés que hacer para triunfar comercialmente. Pero si encima no buscás eso, como en mi caso… A mí me cuesta un Perú llenar la sala Siranush. Y tengo 15 discos y 25 años de carrera… Y no trabajo con tanta continuidad en televisión. Es una vida un poco irregular la del músico, claro. Cuando entra guita, digo “Antonio, el semestre que viene no va a ser así, cuidala”.
—En una época fantaseabas con vivir en Montevideo. ¿Seguís con esa idea?
—Cambié. Estuve de viaje por Cuba y volví enamorado. Es otro lugar donde podría vivir perfectamente. Es un país muy distinto a la Argentina, tanto la naturaleza como lo humano y la historia política. Pero me sentí como en mi casa. Y todo el tiempo sentís que ahí pasaron cosas importantes hace muy poco. Me emocioné mucho caminando por la ciudad, o entrando al Museo de la Revolución. Pero la verdad es que ahora estoy muy instalado en Buenos Aires y tengo un hijo, así que ya no fantaseo tanto.
—¿Te cambió mucho la paternidad?
—Completamente. Ya no me acuerdo cómo era no tener un hijo. Trato de pensar en cómo era un día del pasado y no me acuerdo. Y no pasó tanto tiempo, apenas cuatro años y medio. Me dedico a los deberes de la paternidad y lo tengo muy presente en mi cabeza todo el día. Lo considero un regalo que me da la vida y quiero aprovecharlo al máximo.
Los discos que vienen
Por estos días, Antonio Birabent trabaja en dos discos nuevos: uno aún sin nombre definitivo con canciones propias en formato de trío de rock y otro titulado Canciones con otros en el que compuso los temas con una serie de invitados especiales. “Convoqué a gente con la que tengo algún tipo de vínculo artístico, pero no todos van a estar necesariamente en la interpretación. De hecho, hay un poema del escritor Fabián Casas al que le puse música, por ejemplo. También participan Acho Estol, León Gieco, Manuel Moretti, Kevin Johansen, Nahuel Briones, Martín Elizalde, de Falsos Profetas, y los chicos de Pommez Internacional. Es un berretín que tengo casi siempre: estoy haciendo un disco y pensando en otro al mismo tiempo. En general, no se me ha dado de poder sacarlos en simultáneo porque eso demanda mucha energía y hay riesgo de no llegar a buen puerto, pero esta vez creo que lo voy a hacer. Frente a la situación común de mucha gente diciendo ‘uf, ¡qué difícil es sacar un disco!’, a mí me dieron ganas de sacar dos”.