ESPECTACULOS
Final de la serie

Game of Thrones: pasó lo peor, ganaron los buenos

Hoy culmina la serie de fantasía heroica de HBO que despierta pasiones en el mundo entero. Qué personajes sobrevivieron hasta el final, qué puede ocurrir en el episodio y cuáles son las ficciones que continuarán la historia.

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El final. El capítulo que se emite esta noche aún no posee título, pero en un breve resumen aclara que Daenerys Targaryen deberá enfrentar a los sobrevivientes de la masacre. | cedoc

Pase lo que pase hoy, lo más probable es que no esté a la altura de las expectativas. Esto es así porque la serie de HBO se dedicó, año tras año, a poner la vara muy alta. Cada golpe sorpresivo, cada batalla filmada como los dioses edificó un gusto en el espectador y una necesidad: querer más, querer mejor. Ninguna otra serie (incluso ficciones mejores que Game of Thrones, como por ejemplo Los Soprano) consiguió esa unidad entre crítica y público masivo (quizás en un principio Lost, al menos hasta que la audiencia percibió que los perdidos del título eran los guionistas, que no sabían cómo desentrañar la madeja que habían armado), y esa virtud es la que implica que, casi con seguridad, lo que hoy ocurra no alcanzará a lo que se siente por la ficción que llegó a todas las generaciones.

Todo comenzó en uno de esos almuerzos de Hollywood donde se habla de millones de dólares. Los productores David Benioff y D.B. Weiss intentaban convencer, comida de por medio, al escritor George R.R. Martin de que les vendiera los derechos de Canción de hielo y fuego. El autor para entonces había rechazado decenas de ofertas de otros productores, porque sabía que se trataba de la obra más importante que iba a generar en su vida y deseaba que se la tratara con el cuidado que él creía que merecía. Cuando promediaba el acto de seducción, Martin les preguntó a Benioff y Weiss quién era la madre de Jon Snow. De esa forma, se aseguraba no solo de que los productores hubiesen leído los libros, sino de que se hubieran apasionado tanto como para desentrañar lo que en las novelas publicadas hasta entonces eran solo pistas dispersas. Benioff y Weiss acertaron; Martin sonrió, acuerdo sellado.

Un éxito imparable. La primera temporada de GoT tuvo un promedio de audiencia en Estados Unidos de 2,52 millones de personas por episodio. Una cifra nada desdeñable para un canal de cable que debe pagarse aparte del servicio básico, pero a un abismo de los 11,68 millones de personas que en promedio vieron cada episodio de este último año. A diferencia de la mayoría de las series, que ven cómo su rating decae cada temporada hasta que resultan canceladas o se las termina, aquí fue un crecimiento casi perfecto. En ocho temporadas, GoT aumentó su rating un 363%. Una de las posibles explicaciones de tamaño crecimiento es, mal que les pese a los bien pensantes de la industria, la piratería. Las recomendaciones de boca en boca existieron, pero la audiencia “legal” no podría haber crecido tanto sin que la empujaran las personas que convirtieron a GoT, año tras año, en la serie más descargada ilegalmente de la temporada. Resultaría imposible que el rating hubiese aumentado en esa gráfica sideral de haber existido solo la clientela cautiva de HBO cuando emitió la primera temporada.

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George R.R. Martin vendió los derechos solo tras chequear que los productores eran fanáticos

Fue impactante el crecimiento, además, por otro hecho para nada menor. La adaptación de las novelas se encaró cuando George R.R. Martin aún no había terminado la saga, y a medida que avanzaban los capítulos, la publicación se estancaba, hasta que a partir de la temporada 6 (la resurrección de Jon Snow, nada menos) ya no hubo libros publicados en los que basarse, tan solo lineamientos que Martin les dio a los productores. Como dijo el mismo autor hace poco: “Hay personajes que murieron en la serie y en los libros seguirán vivos, y hay personajes que viven en la serie que en los libros ya están muertos”. Una forma de despegarse del impacto que podría tener el final, y también una estrategia de marketing: desde hace un tiempo circula el rumor de que Martin tiene los libros terminados hace rato, pero aguarda para publicarlos hasta el final de la serie para que, cuando lleguen a las librerías, la ansiedad por detectar las diferencias con lo que se vio en la pantalla lleve las ventas hasta niveles siderales.

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Estado de situación. El título de la saga de novelas de fantasía heroica de George R.R. Martin en la que se basa GoT es Canción de hielo y fuego. Como tal, hace referencia en el mapa de los Siete Reinos imaginarios al hielo del norte (la casta de los Stark, y también los zombies dependientes del Rey de la Noche) y al fuego de los dragones (y de la casta Targaryen). Puede afirmarse, entonces, faltando un solo capítulo de la serie de HBO, que ambos temas ya han sido resueltos, al menos en los términos de hasta dónde podía llegar cada conflicto. Los monstruos del hielo fueron eliminados, y los Targaryen no pudieron escapar a su destino trágico (vale la pena al respecto leer la novela escrita como manual de historia Fuego y sangre). Lo que resta, lo que se verá hoy, son los epílogos, el “y fueron felices y comieron perdices”, si aplica, o el “tuvieron un final desgraciado”.

Siempre, a lo largo de sus temporadas, GoT se estructuró con el final en el penúltimo episodio, dejando el último para la coda o el anuncio de lo que sería la tanda siguiente. Esta última temporada, que despertó pasiones en todo el mundo como nunca lo hizo una ficción televisiva (a punto tal que los fanáticos la transformaron, redes mediante, en una experiencia emocional compartida), no escapa a eso: la historia ya fue resuelta, lo que siempre se vio a trasluz quedó en primer plano. Esto es, lo peor que les podía ocurrir a los Siete Reinos era que triunfaran “los buenos”.

El episodio del domingo 12 de mayo despertó polémicas a favor y en contra por lo que en definitiva fue el brillante golpe de timón narrativo, en el que pudo verse que la batalla final entre los Lannister y las hordas comandadas por Daenerys Targaryen fue, en verdad, una masacre en la que no se perdonaron soldados que se habían rendido, ni mujeres ni niños que vivían en la ciudad. Se trató de una consecuencia lógica de la psicología del personaje de la joven de melena blanca: siempre había sido una líder mesiánica, siempre había considerado que el otro bando era el mal, concluyendo por lógica binaria que ella era el bien, y obró de acuerdo con esos principios. Si alguien se cree predestinado al poder/trono, cualquier cosa que se interponga en su camino o que lo contradiga se transforma en algo inaceptable, y debe ser eliminada. Los fanáticos de Daenerys siempre tuvieron eso a la vista, solo que el domingo pasado se chocaron de frente con las consecuencias en primer plano. Consecuencias inevitables de maximizar la grieta, podría decirse.

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Preguntas pendientes. Hoy, entonces, veremos (algunos reunidos con otros fanáticos, otros en soledad, todos con la misma ansiedad) cuál es el destino final de los pocos personajes que llegaron hasta este punto: ¿sobrevivirá Daenerys tras la masacre que desencadenó? ¿Cuánto es posible que dure el poder que se basa en el terror? ¿Accederá al trono solo para después perderlo? ¿Jon Snow logrará justificar, haciendo algo útil, por qué lo resucitó el dios de fuego? ¿Tyrion Lannister pagará por la traición que cometió contra Varys, quien le había salvado la vida? ¿Sansa Stark logrará la independencia de Invernalia o, incluso más, terminará por quedarse con todo? ¿Bronn conseguirá cobrar la deuda prometida por Tyrion, y qué hará para lograrlo? ¿Arya volverá a encarnarse en el ángel vengador o preferirá mantenerse como defensora de su hermana? ¿Cómo reaccionarán Tormund, Ghost, Sam Tarly y el resto de los personajes secundarios ante el descubrimiento de que estuvieron apoyando a una chiflada peligrosísima?

Preguntas, todas, que nos tendrán con la garganta cerrada en un capítulo del que aún no se difundió el título, sino solo una breve descripción: “En las postrimerías del ataque devastador contra Desembarco del Rey, Daenerys deberá enfrentar a los sobrevivientes”.

Después habrá un antes de ‘GoT’

Resultaba impensado que HBO dejara apagar las llamas de GoT sin reflotarlas para continuar el éxito. Y mucho más impensado desde que AT&T compró Warner y con ello la señal de cable premium, que a los ojos de los nuevos inversores debe transformarse, en cantidad de producciones, en “la nueva Netflix”, motivo por el cual pocas semanas atrás renunció el CEO de HBO, Richard Plepler.

Habrá spin-off, series desprendimiento. Sí, en plural. Hasta ahora se sabe de dos, aunque habría al menos tres más en marcha. Las dos más desarrolladas serán, ambas, precuelas.

La primera posee el título provisorio de La larga noche. George R.R. Martin participó del armado, aunque dejó el desarrollo en manos de Jane Goldman, guionista de varias de las películas de X-Men, de Kick-Ass y de las dos entregas de Kingsman, entre otras. Se rumorea que la acción se centrará lejos de Westeros, en las tierras áridas y las islas, muchos siglos antes de lo que ocurrió en GoT. Tiene elenco confirmado, con figuras como Naomi Watts, Miranda Richardson y John Simm. El episodio piloto, aún en preproducción y que se rodaría en la segunda mitad del año, lo dirige S.J. Clarkson, que esperemos lo haga mejor que en sus series precedentes: Jessica Jones y Defenders, ambas para Netflix.

De la segunda, el propio Martin dio pistas en su blog personal. No dio el título ni el argumento, pero recomendó leer o releer el recién publicado Fuego y sangre. Voluminoso y escrito como si se tratara de un manual de historia, el libro cuenta el linaje completo de los Targaryen, desde el primero hasta llegar al Rey Loco, que sería ejecutado por Jaime Lannister en medio de la revuelta que encabezaron Robert Baratheon y Ned Stark. Es decir: habrá dragones, y ya no solo tres como en GoT, sino cientos.

JPA CP