Con decir que fue quien caracterizó a Pablo Escobar Gaviria en la serie Escobar, El patrón del mal se convierte en una tarea sencilla ubicar la figura de Andrés Parra, el actor colombiano de 37 años que hace tiempo colgó el peluquín, el bigote postizo, achicó su barriga, los elementos que lo llevaron a hacerse conocido en todo el mundo. “Nadie pensaba que iba a ser un fenómeno mundial –dice–. Lo que pasó fuera de Colombia nos sorprendió. Se vio en España, Estados Unidos, Uruguay, Argentina, México, en ¡36 países! Una vez me entrevistaron de Al Jaazera, imaginate que llegó hasta por allá”.
Sin embargo, desde que finalizó la serie narco en 2012, inundado de prestigio, premios y éxitos, Parra se distanció enojado de la TV, rechazó propuestas, y se refugió en lo que más le gusta: cine. Filmó en Colombia y Estados Unidos, hasta que apareció el guión de Sitiados, la producción de FOX que lo sedujo para ser el Coronel Juan de Salas, y cuya historia terminará el domingo 28 a las 23.
—Al momento de crear un personaje, ¿qué mirás del otro? ¿Qué robás del real?
—Del real, trato de robarme todo, pero a diferencia de un Juan de Salas, que hago en Sitiados, es más imaginación, la época de 1600, el momento, tienes que empaparte de información... No soy de los que salen a buscar en la calle al personaje. Cuando tenía mis novias se enojaban porque me englobaba mirando a la gente, me gusta mirar a la gente, si yo salgo a la calle salgo a ver la gente, cómo comen, cómo caminan, cómo pelean, cómo esperan el bus. Por ahí hay algunas actrices que si tienen que hacer de prostitutas se meten en ese mundo a mirar, se disfrazan como tal y se lanzan a la calle a ver qué le dicen, a mí no. Me gusta sentarme en un escritorio a pensar, escribir, imaginarme, tomar mucho café, escuchando música clásica.
—Está el ser y parecer en los actores. Lo físico y lo interno. Durante el rodaje de la película sobre Abraham Lincoln, Daniel Day Lewis era Lincoln delante y fuera de la cámara. ¿Cómo ves esa mimetización del actor?
—¡Yo ni loco hago eso! Me pongo una peluca y me la quito y me voy a mi casa. Entre escena y escena, soy un mamador de gallo, lo que aquí sería un tipo jodón, me gusta burlarme del personaje, no tomarlo en serio porque si no, me frío la cabeza. Respeto a los actores que se meten en eso, llegan a la casa y siguen ahí, pero dura tres años salir de ahí.
—¿Qué lugar ocupa hoy el cine en tu carrera?
—Es importantísimo. Yo miro el 2014 y fue perfecto: Sitiados y tres películas: Elefantes desaparecidos del director peruano Javier Fuentes León, La semilla del silencio de Felipe Cano, y terminé el año haciendo Siempreviva de Klych López. Me estoy intentando permitir hacer películas y series del estilo de Sitiados, alejarme de la teleserie convencional porque es demasiado tiempo, uno a veces prefiere estar donde menos cómodo se siente, la teleserie es mucho más sencilla como reto actoral, y ojalá llegue el momento en que el cine ocupe el 100% de mi tiempo, y una serie al año.
—¿Conocés a Ricardo Darín?
—¡Claro que lo conozco! Me encanta, no en persona, pero me he visto sus películas. Acabo de ver Relatos salvajes, ahí está el actor que uno quiere ser, un Darín, hacer películas y ya. Es una maravilla.
—El abandonó por completo la televisión.
—Sí, él es mi héroe. Ojalá yo llegue a eso. Hay que tener cojones para hacerlo, y el tío lo tiene, fue a Hollywood y los mandó a la bien mierda. Ese es mi heroe, ojalá sea Darín cuando tenga la edad de Darín, no tan guapo porque yo no tengo pelo (se ríe). Darín es un referente para mí no sólo como actor sino como persona, las decisiones que ha tomado, digo: “marica, claro, la puta, ahora lo entiendo”. Y pienso: “¿Cuánto dinero habrá dejado de ganar Darín por ser coherente con él mismo?” Entonces empecemos a perder plata, qué importa. No es perder, es dejar de ganar.
—Durante o después de “El patrón del mal”, ¿intentaron contactarte parientes de Escobar?
—No, ni yo a ellos tampoco. Coincidimos una vez, por una casualidad, en un apartamento que íbamos a rodar en las afueras de Medellín y resulta que era propiedad de Luz Marina, una de las hermanas de Escobar. Ese día ella pasó y se quedó viendo una escena muy fuerte, con texto delicado, y ella pudiera haber dicho “momento, esto no fue así”, y lo único que atinó a hacer fue a tocarme la camisa (chomba) y dijo: “sí, Pablo usaba camisas de rayas”.
—Al hijo (Juan Pablo Escobar), ¿lo conocés?
—Tampoco. Sé que vive aquí en Argentina, jamás me contacté con él, ni él conmigo, ni antes ni después.
—¿Cómo te trataba la gente cuando hiciste a Escobar? ¿Te insultaban?
—Sí, claro. Twitter ha sido el único medio en que la gente se manifestaba así. En la calle, nunca. La gente muy respetuosa y tranquila.