Los Ángeles – Arnold Schwarzenegger cumplirá el lunes sesenta años convertido en un popular político desde su puesto de gobernador de California (oeste), un papel que contra todo pronóstico parece cosechar muchos más elogios que su actuaciones de héroe musculoso en la meca del cine, Hollywood.
Sin embargo, su relación con la comunidad latina de California –más del 30 por ciento de los cerca de 37 millones de habitantes– se mantiene tensa pese a que el gobernador dejó de lado sus declaraciones contra los hispanos que emigran en forma ilegal y que provocaron la ira de la comunidad en 2003.
“Sigue diciendo tonterías como que los mexicanos –porque llama mexicanos a todos los que hablamos español–, no veamos televisión en español y los indocumentados aún no pueden sacar licencia de conducir en el Estado”, sostuvo el presidente de la red de jornaleros a nivel nacional, Pablo Alvarado.
Apodado como "Governator”, el ex físicoculturista que dejó atrás sus años de Conan el Bárbaro y Terminator, sorprendió al mundo con su elección en 2003 y probó su solidez política en 2006 cuando se ratificó en el cargo gracias a un giro más liberal que, como republicano, conquistó a los demócratas de uno de los Estados más progresista de los Estados Unidos.
Schwarzenegger se convertirá en un ‘sesentón’ y hasta el momento su portavoz, Aaron McLear, no ha revelado cómo celebrará su cumpleaños el ex colega de Sylvester Stallone y Harrison Ford que siguió los pasos de sus también contemporáneos, George W. Bush, camarada de partido, y el demócrata Bill Clinton.
De origen austriaco y con 1,88 de estatura, se convirtió con su victoria en 2003 en el paradigma del sueño americano al alcanzar sus objetivos desafiando su inexperiencia. El tres veces Míster Universo y siete veces Míster Olimpia, casado desde 1987 con Maria Schriver, sobrina del ex presidente John F. Kennedy y héroe de la saga Terminator, incursionó en la política en plena crisis fiscal en California.
Schwarzenegger debió hacer malabarismos para intentar cumplir con su promesa de devolver el brillo al Estado, pero en 2005 un revés en un referéndum puso a prueba su poder de negociación.
A principios de 2006, con los índices de popularidad en el suelo, pidió emocionado apoyo para “culminar su tarea”: desde entonces dio un giro desconcertando a su propio partido, que le ha valido 50 por ciento de apoyo popular.
Distanciándose de Bush, impulsó una ambiciosa legislación para reducir la emisión de gases contaminantes, se opuso al envío de tropas a la frontera con México, apoyó el derecho al aborto, defendió los derechos de los homosexuales y respaldó la limitación de armas.
Atrás quedaron las críticas por ser un político neófito cuyo padre, un rígido oficial de Policía que perteneció a las tropas de asalto nazis, pretendía que fuera jugador de fútbol. Para paliar el descontento entre la comunidad de inmigrantes, el gobernador incluyó en su gestión una serie de amagues de acercamiento con mensajes radiales bilingües, visitando México para estrechar lazos comerciales y silenciando sus posturas más duras contra los indocumentados.
Un experto en Hollywood opinó que Schwarzenegger tendría que celebrar por el vuelco que dio hace cuatro años al lanzarse a la política en pleno declive de su carrera en el cine. “En las últimas películas hizo el ridículo con papeles de un hombre de edad que continuaba disparando en todas partes y salvando al mundo de villanos. Su carrera se había acabado”, sostuvo Lew Harris, del sitio de internet Movies.com.
Fascinado con su cuerpo, el actor que nació el 30 de julio de 1947 en la ciudad austriaca de Graz, sintió siempre que la buena estrella lo acompañaba y por ello decidió en 1969 emigrar a Estados Unidos. Tras graduarse en Wisconsin en Economía y Finanzas invirtió sus ganancias
de los concursos de belleza en negocios inmobiliarios y equipos de gimnasia que lo hicieron millonario a los 22 años, cuando decidió ser actor.
Pese a su retiro de los plató, su imagen está más presente que nunca en el cine gracias al estreno de Los Simpsons, donde los irreverentes creadores lo dibujaron como el Presidente de Estados Unidos, un papel que en la vida real podría contar con los votos pero no con la Constitución que prohíbe a los extranjeros ocupar la Casa Blanca.
Fuente: AFP