Hasta el domingo 26 en el Teatro Colón continúan las funciones de Adriana Lecouvreur, con música de Francesco Cilea y libreto de Arturo Colautti, basada en la obra teatral de Eugène Scribe y Ernest Legouvé, que a su vez es una ficcionalización de la vida de la actriz francesa Adrienne Lecouvreur (1692-1730). Lo que podría constituir estrictamente un evento escénico, donde se despliega el talento de gran parte de los cuerpos artísticos del teatro, se tiñe de elucubraciones, pues a menos de una semana del estreno realizado el martes 14, el teatro informó que la esperada presencia de Angela Gheorghiu no sucedería, y que Virginia Tola, quien ya había sido convocada hacía casi dos años para hacer algunas de las funciones, la reemplazaría en sus fechas, y a su vez Tola sería suplida por la cover Sabrina Cirera. La diva rumana, que supo, por ejemplo, negarse a hacer producciones en La Scala de Milán y desacreditar públicamente a su director artístico Alexander Pereira, ahora habría renunciado al contrato con el Colón por condiciones con las que no acordaba. Con mesura, prudencia y hasta pena, Tola cuenta.
—¿Qué percibió el elenco sobre todo esto?
—A mí me hacía mucha ilusión secundarla, venir detrás de una gran cantante como es Angela. Uno siempre aprende de sus colegas. Ella estuvo aquí en Argentina. Los artistas la esperábamos en cada ensayo… ella nunca se presentó. Por lo general, las óperas requieren un mes de ensayo para ensamblar las partes. Ella llegó, creo, la semana pasada [a comienzos de marzo], con los ensayos bastante avanzados. Tendría que haber estado ensayando recién llegada; no se dio y lo lamento mucho. No sé si había problemas contractuales, si los problemas que alegó… no lo sé. Y también pasó que, como [el italiano] Francesco Iván Ciampa [convocado para dirigir la Orquesta Estable] nunca llegó al teatro estuvimos ensayando con Susana Frangi, directora de ensayos, hasta que el maestro [argentino], Mario Perusso se hizo cargo. Entonces, esto se dio a último momento.
—¿Esto te resulta habitual en los teatros del mundo que frecuentás?
—En realidad, el imponderable siempre existe. A mí me ha pasado que me han llamado a último momento para reemplazar a una persona. Nosotros tenemos que ser muy flexibles, tenemos que adaptarnos. No pasa sólo en Argentina, sino en todo el mundo, no diría todo el tiempo, pero estamos acostumbrados. La Argentina está en desventaja. En Europa llaman a otro director o cantante, se toman un avión y en una hora están ahí. Aquí, en el hemisferio sur, es más difícil. El público tiene que comprender esto. Tenemos que aceptarlo y salir adelante con lo que tenemos, que es mucho y es muy bueno. Un teatro no se puede separar de un país. Argentina siempre fue un país en crecimiento, porque somos un país muy joven. No es sólo la casa, la estructura, es también cómo están las condiciones en el país. Entonces, si al país le va bien, al Colón le va a ir mejor también.