Este último tiempo se volvió recu-rrente, entre todas las condolencias y apoyo por tu partida, viejo, que la gente me diga que ya voy a “caer”. Que ya te voy a llorar. Que ya voy a entender que no estás más, y que ahí voy a estar triste y angustiado. Se asombran por lo entero que me ven desde el momento que decidiste irte, por lo feliz que estoy, y por lo mucho que sonrío cuando te recuerdo…
Si tan solo ellos supieran, viejo…
Si solo supieran que te sueño casi todas las noches. Que cada esquina, cada lugar de esta hermosa Mar del Plata tiene una historia con vos y que cada amigo, cada colega, cada mozo me abraza como si te estuviera abrazando a vos. Ahí recién entenderían que estás tan presente, que por momentos, me asusta. Si solo supieran que me vengo preparando para esta partida desde hace años atrás, y siguiendo al pie de la letra el consejo que siempre dabas: “No te olvides nunca de ser feliz”. Parece una frase hecha, o algo simple, que se dice por decir. Pero desde muy chico yo entendí esa frase, porque te vi valorar la vida y cada día que te despertabas, lo feliz que estabas de estar vivo. De tener valores, amigos, una hermosa profesión, el cariño del público, de tus hijos, y de mamá: la mujer de tu vida. Será por eso que vivo la vida así de rápida, casi sin poder dormir, con tantos amigos, con tanta felicidad, diciendo todo lo que hay que decir a tiempo. Viviendo cada día como si fuera el único. Y siempre con una sonrisa.
Este último tiempo había una sensación: que sabías lo que estaba por pasar. Sabías que estabas por dar tu última pelea. Y me lo hiciste saber. Estaba por comenzar una obra en esta ciudad, antes de comenzar el verano pasado, y me dijiste: “Mi sueño es trabajar con vos y mamá en el escenario, después puedo partir en paz. No me queda mucho tiempo, ¿sabés?”. Con esa frase fue suficiente, para que me baje de la temporada y pueda darte todos tus gustos para empezar a disfrutarte un poco más de lo que ya venía haciéndolo desde hace 30 años. Lo hicimos, y hasta pude dirigirte, cambiándote un poco tu forma de ver el humor, el mundo y abriéndote la cabeza. Por momentos fue difícil. Pero te fuiste con la cabeza renovada, como un millennial de 25 años.
Un tiempo antes de esta obra nos llegó un guión, de mi amigo Juan, que me decía que entre sus archivos olvidados había escrito hace mucho tiempo una película de un padre y un hijo, y que releyéndola entendió que era perfecta para vos y para mí. Apenas me lo envió, yo te lo mandé a vos. Yo leí las primeras hojas solamente y vos te lo devoraste en media hora, me llamaste y me dijiste: “Tenemos que filmarlo ya”. Era cierto. Esa peli era perfecta para nosotros, porque tiene tanta verdad, tanta emoción y tanta dulzura que cuenta perfecta esa relación que podemos tener con nuestros viejos y ese salto generacional, que por momentos, no nos hace comprender a los más grandes. Y así fue. Filmamos nomás Rumbo al mar. Nos fuimos a Tucumán y estuvimos juntos por casi cuatro semanas, todos los días. Y en la primera escena que filmamos entendí tanto tu talento, tu profesio-nalismo y tu arte, que tuve que ponerme a la par con tu energía (porque por momentos, me daba hasta miedo quedar muy opacado en esa suerte de dueto de show que estábamos buscando). Me consuela saber que llegaste a verla terminada y que te encantó. Tal vez no en una sala de cine, pero sí en casa, en la cama, junto a mí y a mamá. Y de golpe siento que se convirtió en algo más grande que mi primera película y tu última. Sino en una suerte de posta, de legado, de ape-llido que vos me das para que yo continúe, para que cuide, respete, y que nunca, nunca, quede en el olvido.
Cuando uno se despide como lo hiciste vos, habiendo cumplido todos tus sueños, reuniendo a tus hijos, acompañado por mamá y toda tu gente, queda siempre esa sensación de que no te fuiste, que en cualquier momento me va a sonar el teléfono y me vas a invitar a la barra de algún bar para tomar un rico whisky y hablar de la vida y sobre todo de mujeres…
Por todo esto, no me dejas llorarte ni extrañarte, solo recordarte como el mejor papá que la vida pudo darme.
Te amo, viejo.
*Actor, productor y director. Protagoniza junto a Santiago Bal la película Rumbo al mar, que se estrena el 30 de enero.