Cualquier entrevista escrita encubre entrelíneas un guión embrionario. El grabador da cuenta del diálogo pero la observación muda apunta en la memoria el monólogo de la mímica. Con Cecilia Roth, esta dualidad llega al extremo. Con desiguales tonos y niveles de voz, las palabras de la actriz están insertas y distribuidas en el discurso de sus manos, el cuerpo en movimiento, los ojos danzantes que se agrandan y se achinan, la sonrisa y la risa nerviosamente constantes.
En la quinta que alquiló por el verano, sentada frente a la pileta, el sol va secando de a poco su pelo mojado. Recién salida de la ducha, a cara lavada, detrás de todas las frases y todos los gestos, hay una mujer que no deja de ser bella. “ Convengamos que es una cagada envejecer. Todos nos vamos a morir y estirada o con arrugas, el tiempo te pasa por encima. Cada momento en la vida es de una enorme riqueza y uno a veces es tan pelotudo que se lo pierde por tratar de agarrarse de lo que ya no le pertenece. Me gusta cuidarme por salud y por apariencia, soy coqueta, soy vanidosa, trato de estirar las etapas lo más que se pueda, pero llega un momento en que no da más y no quiero ese patetismo para mí. Verlo en otra persona me parece tristísimo y, si me pasa, espero que alguien me diga ‘cuidado’”, dice la protagonista de Días contados, escrita y dirigida por su colega Oscar Martínez y en cartel en el Paseo La Plaza hasta fines de las vacaciones de invierno.
Habían trabajado juntos en el unitario Nueve lunas y en la obra Relaciones peligrosas : “ Oscar es un grandísimo actor, sin duda, y siempre tuvo esa mirada de director, clara e inteligente sobre la totalidad, así que no me sorprendió su profundidad enorme como autor y director. Puedo descansar muchísimo en él, estimulada y cuidada, tiene enorme rigor, no te deja pasar una y eso está muy bueno”.
—Además del teatro, este año se la verá en la segunda temporada de “Amas de casa desesperadas”.
—Es que no sé si la segunda temporada está. No está confirmada. Si se hace, en principio sí contarían conmigo. Mi personaje, Alicia, no aparece todo el tiempo, es como un touch and go que, mientras hago teatro, está muy bueno.
—Canal 13 la está repitiendo a las 19.
—Ah, no sabía. No veo tele.
—Hizo alrededor de 7 puntos...
—¿Y eso es bueno o malo? No tengo idea del rating... Suponía que la repetirían porque la gente se iba a olvidar. Pero no creí que tan pronto. En la tele las cosas se gastan rápido.
—Los actores suelen protestar por las repeticiones.
—Sí, porque no nos pagan. La Ley de Intérpretes que tienen los músicos todavía no la tienen los actores y se está peleando a full. Es una injusticia brutal. En todos los países del mundo, las repeticiones se pagan como se paga publicidad. Acá, todos ganan menos vos.
—¿Va a filmar con Pedro Almodóvar?
—Ah, es una historia absurda... Pedro dijo hace un año que su próximo proyecto era conmigo, hay un guión pero particularmente él tiene siempre varios proyectos en la cabeza. Supongo y espero que alguna vez esto se haga pero no tiene fecha. Leí el libro, es maravilloso, está trabajando en él como con otros a la vez, y creo que no será lo primero que haga; en fin, no puedo decir nada, no es mi preocupación, no es inminente ni mucho menos.
—El domingo 25 es la entrega de los Oscar. ¿Cuáles son sus favoritos?
—Es una lástima que Volver no esté nominada. Pero sí está Penélope Cruz, que hace un trabajo maravilloso y compite con actrices maravillosas. Lo importante es estar ahí, nadie es mejor que nadie. Me encantaría que gane porque es mi amiga. Es una actriz de una enorme seriedad y de gran talento, y que pudo salir del encasillamiento de actriz latina guapísima. En cuanto a las películas, me encantaría que ganen latinos, tanto El laberinto del fauno (de Guillermo del Toro) y Babel (de Alejandro González Iñárritu). Por los hispanos que han enriquecido a la cultura norteamericana y deberían agradecérnoslo con muchos premios.
—Por “Todo sobre mi madre” estuvo en la ceremonia en 2000, ¿qué le pareció?
—La disfruté mucho, nos reímos mucho. Es muy divertido de ver, todo está milimetrado y está bien que así sea. Si te vas al baño, alguien ocupa tu silla para que no quede el lugar vacío ante las cámaras.
—¿Se codeó con alguna súper figura?
—Ay, Dios mío,¡esas preguntas argentinas! Es que me da vergüenza porque tengo muchos amigos que son actores, americanos y europeos, y la relación que se da con ellos pasa por otro lado, no por el figurón.
—¿Pero no tuvo ni un segundo de cholula?
—Cuando me crucé con Clint Eastwood me arrodillé ante él, literalmente, porque lo amo. Pero hay algo en lo que nos parecemos todos y es que todos amamos el cine, lo hacemos con pasión y todos somos muy cholulos de todos. Cuando ganamos en Cannes con Todo sobre mi madre, Holly Hunter era jurado y se nos acercó a Pedro y a mí y nos dijo: “I want to be spanish actress” (quiero ser una actriz española). Fue muy gracioso porque a ellos les debe parecer muy exótico esto que somos nosotros, así como a nosotros nos parece exótico lo que son ellos.
—Su último film fue “Sofacama” (Ulises Rosell, 2006). ¿La veremos en cine pronto?
—Hay varios proyectos. Pero vos sabés que tardan años en concretarse. Hay uno maravilloso para este año o el próximo, una coproducción mexicana, argentina e inglesa (el director es inglés) que lleva como tres años... Tengo en agenda sí o sí una película española para otoño de 2008. En la Argentina, también hay cosas. Pero no puedo hablar, es una falta de respeto hacia el director y los productores. Por suerte, soy una privilegiada, el trabajo no me falta y me estabiliza en todo lo demás.
—¿Qué hace cuando no trabaja?
—De todo. Estoy mucho con mi hijo (Martín, de 7 años, que tuvo con su ex pareja Fito Páez), gozándolo mientras me dé pelota. El otro día me propuso casamiento así que lo tengo que pensar.
—Y con tanto Edipo, ¿no hay alguien a quien cele en especial?
—Ah, qué sutil la pregunta... Martín se pone celoso de cualquiera, de todos se pone celoso, yo soy muy discreta, además.
—¿Le gusta Cristina Kirchner? ¿La votaría?
—Me parece una mujer profundamente inteligente, muy formada en la política, se la ve muy apasionada. Siento que los políticos se han profesionalizado y dejaron atrás la misión, la entrega, el encuentro con la necesidad. Creo que Cristina tiene esa entrega brutal aunque también me da miedo, en general, la ambición personal del político. No sé quiénes serán los otros candidatos pero sospecho que votaré a Cristina. No tengo una decisión tomada pero estoy atenta a sus proyectos. Voté a (Néstor) Kirchner, no soy peronista pero es un proceso que hay que ver.
—¿Si la llamaran para asesorar, lo haría?
—No, no. Sí me gustaría participar –y de hecho creo que lo voy a hacer– con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires porque me gusta lo que está haciendo (Jorge) Telerman. Voy a apoyar ciertas movidas a las que adhiero y que está bueno participar. No es pegarme a Telerman, tiene que ver con la ciudad que adoro y quiero que brille y me parece que lo está volviendo a hacer. Concretamente, colaboraría con el Ministerio de Cultura de la Ciudad, porque Buenos Aires fue nominada por la Unesco como Paisaje Cultural del Patrimonio de la Humanidad y estaría muy bueno que sea la elegida.
Cuida su amor por Fito. No son las restricciones una consigna que Roth pueda aceptar fácilmente. A la pregunta de cuáles fueron los tres libros, las tres películas y las tres canciones de su vida, suelta una sucesión de imágenes, bandas sonoras y textos, según pasaron los años. “ Hay una época en que una es más esponja y todo te entra y te forma; ahora me siento más formada y todo lo que viene es para salpimentar”, dice.
En su lista (irreproducible entera), aparecen desde Salinger y John Kennedy Toole hasta García Lorca y Miguel Hernández; el cine italiano y el francés, las comedias norteamericanas y siempre Lo que el viento se llevó, además de Aristarain y Leonardo Favio; y Los Beatles, Dylan, Miles Davis, Chet Baker, Drexler y Elvis Costello.
Ante el retruque de por qué no Fito Páez, contesta: “ Esas cosas me las reservo para mí, no las incluyo porque ya están incluidas. Es un vínculo muy fuerte, que no lleva título, nos queremos mucho, mucho. No puedo pensar que alguien a quien he querido mucho no va a estar en mi vida nunca más. La vida tiene cosas tan terribles que lo bueno hay que cuidarlo”.
