ESPECTACULOS
JASON REITMAN

“Soy el primer fan de los Cazafantasmas”

El estreno de Ghostbusters: El legado tiene como realizador a Jason Reitman, hijo de Ivan, director del clásico original. El regreso de la saga se vive como una herencia familiar y una celebración del cine de los años ochenta.

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Conexión. El autor se lanza a reflotar una franquicia de la cual fue literalmente testigo de su gestación y de su éxito. | shutterstock/gza. sony

De extraña manera, los Ghostbusters no han sido solo parte de mi familia sino asimismo, parte de la familia de todo mundo. Ésta es una película con la que crecí, que vi muchas veces, pero sé que también todo mundo creció viéndola muchas veces”, dice Jason Reitman. Habla de Cazafantasmas, una de las películas más adoradas de la historia del cine. Una dirigida por su propio padre: Ivan Reitman. Jason, el director de Juno y Up in the Air, entre otras, es director por derecho propio. Ahora los rayos se cruzan: Jason dirige, con papá Ivan como productor, la secuela de Cazafantasmas, Ghostbusters: El legado. Confiesa Jason: “Como suele ocurrir con cualquier cinta de la que te enamoras, no dejas nunca de preguntarte qué habrá pasado con los personajes. Por ello quiero que esta película se sienta como aquellos momentos en los que una persona se adentra en la casa de los abuelos e intenta descubrir algo preguntándose, ‘¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Qué hace que mi familia sea especial? ¿Por qué soy especial?’”. 

Así que la gran pregunta es: ¿Cómo crear una cinta de Ghostbusters que pueda estar a la altura de un clásico celebrado por décadas? Jason Reitman: “Es algo en lo que quizás he pensado a lo largo de toda mi vida si tomamos en cuenta que estuve en el set de niño. Optamos por generar una experiencia totalmente nostálgica, algo que pudiera hacerte sentir de vuelta dentro de la película original de 1984. Por ello utilizamos muchas de las técnicas desarrolladas en el 84. Esto debe ser algo semejante a la receta de tu abuela. En cuanto lo pruebas debes sentir que, claro, se trata de una película de Ghostbusters”. Y suma: “Por ello, recientemente, pasé mucho tiempo intentando comprender cómo crearon la película en ese entonces. ¿Cómo implementaron la animación cuadro por cuadro? ¿Cómo hicieron para que los Terror Dogs y el rayo de protones lucieran como lucen? Esto me llevó a sostener numerosas charlas con mi padre. Tomábamos asiento y hablábamos de los aspectos técnicos”.

—¿Qué es lo que distingue a esta nueva cinta de las pasadas?

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—Ésta es una película de los Cazafantasmas que mira hacia atrás y hacia delante al mismo tiempo. Queremos reconectar con la nostalgia y con todas las razones por las cuales adoramos esta marca. Pero asimismo, deseamos mostrarte una cacería de fantasmas como ninguna otra. Quise hacer algunas cosas con el rayo de protones que en 1984 hubieran sido francamente imposibles, aprovechar realmente su peso y su materialidad. Es decir, cuando luchas contra un fantasma y éste te jala aprovechando tu rayo de protones, cuando el fantasma tira hacia la derecha y tú hacia la izquierda… ¿Cómo podría lucir todo ese forcejeo? ¿Qué sensaciones produce? Quiero ver el temblor de esos protones en sus manos. Quiero ver al Ecto-1, a esa carro mientras tiembla y se despedaza bajo sus pies. 

—¿Podrías hablarnos acerca del origen de la nueva película?

—Hace ocho o diez años, un personaje apareció en mi cabeza. Se trataba de una niña de doce años de edad que halla una mochila de protones en un granero. Y como muchas de las ideas que he tenido, no tengo idea de por qué brotó de la nada. En ese momento aún no sabía quién podría ser. Eventualmente comencé a pensar en su historia. La historia de una chica que encuentra una mochila de protones y que, en ese momento, cae en la cuenta de su verdadera identidad y descubre aquello que la hace única. Yo comencé mi carrera como un realizador de los que participan en Sundance, como un cineasta de festivales, y ya me había preparado para que mi carrera no variara rumbo. Pero la idea en mi cabeza no me dejaba en paz. Me había enamorado de esta familia y necesitaba hacer una película acerca de sus integrantes. 

—Y el camino para ello fue a través de la película que hizo tu padre.

—Sí. Bueno, yo me considero el primer fanático de los Ghostbusters. Tenía siete años y antes de que el resto del mundo supiera de la existencia de un Terror Dog o de la mochila de protones yo ya me encontraba en el set. Recuerdo haber estado en el set el día que el Marshmallow Man explotó y se derritió, por ahí colocaron a un doble a quien bombardearon con crema para rasurar. Yo me fui caminando a casa con un pedacito del Hombre Malvavisco que guardé en mi armario hasta que pasé a la escuela secundaria. 

—Háblanos acerca del tema de esta película y de aquello que la hace un tanto diferente. 

—Quise hacer una película que pudiera dedicar tanto a mi padre como a mi hija. Quería contar una historia generacional acerca de una madre soltera y su progenie, dos chicos que desconocen su propia identidad y que descubren que son bastante especiales. La de los Ghosbusters ha sido desde siempre una historia que gira alrededor de los parias -gente que no encaja, pero que encuentra momentos heroicos gracias a la cacería de fantasmas-. Es una franquicia que, de una manera u otra, ha tenido que luchar desde el principio. 

Todos sabemos lo que se siente cuando nos adentramos en el sótano o el ático de los abuelos buscando algo especial, algo que pueda hacernos sentir únicos. Y así es como comienza esta cinta. Y así es como quiero que el público se sienta. Creo que todos tenemos esa sensación cuando pensamos en Ghostbusters, como si el secreto pudiera estar ahí, bajo una manta en el ático de nuestros abuelos. Así es como deseo que sea la experiencia de esta cinta. 

Quiero que el público sienta, mientras ve esta nueva película, que les estamos devolviendo el Ecto-1, las mochilas de protones, la música, los efectos y detalles escénicos, los personajes. Parte por parte, del principio al final de esta película, estarás atestiguando el misterio y, por ello, en cierto sentido te estamos devolviendo tus elementos favoritos de esta franquicia. 

—¿Por qué hacer esta cinta ahora?

—Tuve una idea para el personaje de Phoebe, una chica de doce y genio científico, una inventora, alguien que sabe hacer cosas con las manos. Ghostbusters ha supuesto desde siempre una franquicia acerca de la gente que fabrica objetos con sus propias manos. Me fascinaba la idea de esta chica que da con una mochila de protones y decide desempolvarla, que la toma en sus manos y siente por primera vez el rayo que de ahí brota. Y entonces murió Harold Ramis y el suceso me indicó de súbito quién podría ser esta chica. La nieta de Egon Spengler. Ésta era la historia que yo quería contar. 

 

Los juguetes originales vuelven a escena 

—¿Hablaste con algunos de los creadores originales?

—Si piensas en muchas de las criaturas que ves actualmente sobre la pantalla, en general se trata de criaturas inventadas por computadora, lo que suele ser muy emocionante y capaz de ofrecernos muchas clases de tecnología. Pero si piensas en los personajes de Ghostbusters, ¿cómo puedes dar seguimiento a su taxonomía? ¿Qué es lo que colocaba a Slimer en un mismo mundo con el Hombre Malvavisco, con el fantasma de la biblioteca, con Terror Dog? Vamos, un personaje era opaco, el otro transparente. Uno es un humanoide. Otro flota. Pero hay algo acerca de esa película: todo lo que podría darte miedo te hace reír. Y todo lo que podría hacerte reír te asusta desmesuradamente. Esto fue lo que quisimos emular. 

Por esta razón retomamos las técnicas que ellos implementaron en la cinta original. Piensa en personajes hechos de arcilla. La arcilla es material. Cuando un artista modela un fantasma con arcilla por primera vez, sin usar una computadora, puede darle la vuelta, mirarle por aquí y por allá, revisar la manera como la luz incide en sus rasgos. Es algo muy emotivo, es diferente, es físico, es real. Quizás no sea un ser perfectamente asimétrico, pero no deja de ser raro y un poco bobo. Cuando pienso en Ghostbusters pienso en la revista MAD, en Cracked, en la revista Heavy Metal, todas esas fuentes de comedia artística tan populares a finales de los años setenta y principios de los 80, es decir, todo lo que inspiró la idea de los Cazafantasmas.

 

*Entrevista gentileza de Sony Pictures.