ESPECTACULOS

“Su siempre tuvo fijación con los dientes blancos”

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—Antes de que se repusiera Mi cuñado, usted declaró que creía que el programa no iba a andar.
—Y no me equivoqué. Pero no por haber sido un genio o pitoniso, sino porque recordé una charla que tuvimos con Gustavo Yankelevich que me decía: “La televisión de hoy tiene otra dinámica, las escenas no pueden ser tan largas”. El personaje que hacía Luis Brandoni y el mío tenían unas largas charlas en las que se chicaneaban y hacían ejercicios de esgrima verbal. Yankelevich pronosticó hace veinte años que era demasiado lento para aquella época. Cuando se planteó la posibilidad de la reposición, recordé esa charla y me dije: “Si Gustavo sospechaba esto hace veinte años, hoy, ¿cómo sería?”. El espectador tiene un sentido de la apreciación y de la dinámica totalmente distinto al de aquel tiempo. Sentí que cuando se repusiera Mi cuñado se iba a percibir como una carreta frente a otros productos que iban a parecer de Fórmula Uno, y no me equivoqué.
—Estuvo en el debut del programa de Susana Giménez. Llamó la atención la blancura de sus dientes. ¿La percibió?
—Ella siempre tuvo una fijación con los dientes blancos, siempre los tuvo muy blancos, pero nadie había reparado en eso. Ahora se hizo un blanqueo y se pasaron un punto. Pero es una cuestión de luces, porque con ella al frente no parecía nada anormal. Quizá la televisión tenga la capacidad de potenciar esa blancura. Muchos tomaron eso para darle. Cuando es con respeto, está bueno. No me gusta cuando se hace con falta de respeto. Si hay alguien que tiene buen sentido del humor, es Susana.