Otra vez pateó el tablero, es una experta. Cuando su corazón está en juego, hay detalles que para Susana Giménez son sólo eso, detalles.
El 8 de agosto de 1974, en el cine Atlas, la diva estrenaba La Mary y nuevo amor, Carlos Monzón. A 16 días de ese hecho bisagra en su carrera, nacía su flamante novio. El hombre que hoy acompaña a Susana a todos los eventos en Punta del Este y hasta sale a correr por las mañanas con ella se llama Damián Popiloff y se dedica a la compra y venta de inmuebles de manera independiente.
El joven, que se crió en Caballito, cursó hasta 4º año del pedagógico del colegio Mariano Acosta, del que, según cuentan allegados, fue expulsado, por lo que habría terminado la secundaria en una escuela nocturna. Fanático del tenis, Damián participó en varios torneos amateurs. Además, también se reconoce como un gran jugador de fútbol y durante los años que estuvo en el Acosta fue uno de los integrantes de “ALF”, el equipo que tenía junto a sus compañeros. Los ex alumnos del centenario colegio porteño lo recuerdan de adolescente como el típico “versero argentino”, simpático y capaz de convencer a cualquiera con su discurso. Charlatán y seductor, Popiloff dedicaba sus fines de semana a ser tarjetero de diferentes boliches. Amante de la noche, solía frecuentar las discos Caix, Dimensión y Cinema.
Apodado por sus amigos como “Nino Dolce” por su parecido con el ex Gran Hermano Famosos, el muchacho habría conquistado a la blonda a los pocos días de haber llegado al balneario uruguayo. Allegados a Susana dijeron que una noche en el casino del Conrad. Al parecer, Damián habría dejado todos los miedos de lado y se habría acercado, con mucha confianza y seguridad, hasta la diva. Una vez que estuvieron frente a frente, la encaró y, por lo que se ve, la conquistó.
La nota completa, en la edición impresa del Diario Perfil.