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Crítica televisión

The Chef Show: Apenas un actor que come mucho en un programa aburridísimo

El programa de Netflix no termina de definirse como reality, como programa de viajes ni como envío de cocina.

Chef Show 20190614
Jon Favreau se muestra comiendo, y muy poco más. | Netflix

Calificación: Mala.

En 2014, y luego del fiasco que fue Cowboys & Aliens, el director Jon Favreau decidió abandonar el cine paquidérmico de las superproducciones y se dedicó a una película tan pequeña como simpática: Chef. Allí interpretaba a un cocinero empleado de un restaurante al que no le permitían salirse del molde preestablecido y, harto, compraba una camioneta y se reinventaba con un food truck. Así como debe reconocerse la simpatía (ya que no la calidad) del film, hay que aceptar que, consecuencia indeseable de la película que se popularizó sobre todo en el streaming, es la proliferación de food trucks aparentemente gourmets que requieren una muy baja inversión y venden a precios que erizan las cabelleras de los transeúntes desprevenidos. 
Ahora, Favreau insiste con la idea, pero en formato serie. Y ya sin el gran John Leguizamo como acompañante, ni tampoco con un guión que seguir, ni tampoco simpatía, ni nada. 
The Chef Show se presenta como “documental” (por lo menos en esa pestaña figura en Netflix), pero poco posee del género, salvo que se crea que seguir a Favreau y a un chef que le chupa las medias cada vez que puede implique una documentación. The Chef Show no es entretenido, ni tampoco sirve para aprender recetas (apenas si se nombran ingredientes, o la forma en que se cocinan los platos). En un ritmo frenético (o, por la ausencia de coherencia, más bien epiléptico), la serie salta de una ciudad a otra, de una cocina a las mesas de un restaurante, con una sola constante: Favreau come. Por el modo en que lo hace, la palabra más correcta es “morfa”.
Al envío se suman famosos. Porque Favreau quiere recordarle al público que él es famoso, que se codea con famosos, como si fuera algo importante o interesante para alguien. The Chef Show abunda en esa idea del período pre Revolución francesa, oxidada y chirriante, de que a la plebe le gusta ver famosos, esa clase social de la que se desconocen los méritos, pero se publicitan sus privilegios. 
El show, en definitiva, es como si el público acercara el rostro a la vidriera del restaurante, en medio de una tormenta de nieve que le hiela la ropa interior, para con las manos a modo de visera ver qué comen los demás, como si de esa forma la saliva que se acumula en su boca pudiera transformarse en alimento para el cuerpo o para el espíritu, los cuales a esta altura se encuentran igual de raquíticos.