ESPECTACULOS
MARÍA VILLAR Y TAMARA LESCHNER

Una pareja despareja en busca de un Mundial pérdido

Las actrices celebran el próximo estreno de Último recurso, el film de Matías Szulanski que abrió la última edición del Bafici y llega a salas el próximo 11 de mayo.

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Logro. La realización es la décima película de Szulanski y es una comedia que apela a una fantasía deportiva: Argentina ganó otro mundial. | GZA. PRENSA CONNIE MAVROYANI

Estrenada oficialmente en la reciente edición del Bafici, llega muy pronto a las salas comerciales Último recurso, una singular película argentina protagonizada por dos mujeres embarcadas en una investigación delirante sobre un Mundial de fútbol inexistente que involucra pistas falsas, conflictos anómalos y múltiples equívocos, inmigrantes asiáticos en Buenos Aires y, sobre todo, unos cuantos pasos de comedia. El nuevo film de Matías Szulanski -un caso inusual de hiperproducción en el cine argentino: tiene 31 años y ya ha dirigido diez largometrajes- es ágil y entretenido, está teñido de una fina ironía y tiene un fuerte sustento en el muy buen trabajo de María Villar, una actriz talentosa y experimentada, particularmente en el universo del cine independiente, y Tamara Leschner, una colega más joven que debuta aquí en la actuación con soltura y aplomo. Son ellas dos las que van tejiendo una relación con diferentes facetas que es la columna vertebral de una historia que coquetea todo el tiempo con el absurdo.

“El tono de la comedia estaba en el guión -asegura Villar, actriz con mucho recorrido en el teatro off porteño y que hemos visto en muchas películas de Matías Piñeyro estrenadas justamente en el Bafici-. Cuando lo leí me resultó muy divertido y entendí el código muy pronto, algo que obviamente después hubo que confirmar en el rodaje. Me imaginé un ritmo, un tono de actuación y pude trabajar muy cómoda en ese sentido porque aunque no nos conocíamos con Tamara  la conexión y el goce fueron inmediatos, dentro y fuera de escena. Con dos o tres indicaciones del director, las dos asociábamos para el mismo lado. Entonces todo fue muy fluido, podíamos ir acumulando con pequeños detalles y las escenas se iban habitando. Matías tiene las cosas muy claras como director: tanto lo que quiere como lo que no quiere. Es muy preciso en sus indicaciones. Esa combinación de factores fue importante. Mi personaje es alguien obsesivo, resentido y que aun cuando entra en una zona de desgano mantiene la obstinación. Hay muchos personajes en la historia del cine que tocan esa cuerda, y yo me di cuenta de que tenía ese bagaje incorporado mentalmente. También tuvimos claro de entrada que en esta película menos era más, que siendo austeros íbamos a ser más eficaces que subrayando el humor y el absurdo”.

Luego de estudiar comedia musical en la Fundación Julio Bocca y actuación con Lito Cruz, Tamara Leschner fue extra en una de las películas anteriores de Szulanski. De esa experiencia menos comprometedora saltó a este protagónico que la motivó a seguir formándose: un curso intensivo de actuación con Nano Zyssholtz, clases con Santiago Gobernori y Matías Feldman y un taller con Javier Daulte como para ir sumando información mientras también prepara su propio cortometraje. Tiene 23 años, toca la flauta traversa (algo que la película aprovecha) y ha trabajado como modelo. El personaje que interpreta es curioso y genera empatía: es una chica parca pero bastante resuelta que si bien debe tener paciencia para tolerar algunos sutiles maltratos de la compañera que tan bien compone Villar -una fumadora compulsiva que cuida a su hijo pequeño y sobrevive como puede en una redacción periodística anacrónica y decadente- termina convirtiéndose en una cómplice fiel. “Yo creo que Julia es fiel por convicción -analiza ella-. Trabajar en esta redacción no es algo que desee especialmente, ni tampoco cree que va a estar mucho tiempo más ahí, pero le genera curiosidad, aun cuando sospeche que se aburrirá pronto. Ella es fiel en general. Toca la flauta todo el tiempo por más de que sepa que no se va a dedicar a eso ni a ganar plata con eso, por ejemplo. Y encima toca música clásica, algo que difícilmente la convierta en una persona cool o conocida. Pero es fiel a sus gustos, sin dobles intenciones. Es de las cosas que más me gustan de ella”.

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La comedia feliz

Para Matías Szulanski, el director de Último recurso, “la comedia era la única manera de hacer verosímil algo tan particular como esta historia que escribió Maximiliano Rodríguez”. Fue el guionista quien le acercó el proyecto al prolífico realizador, quien de inmediato pensó en un tratamiento específico para la película: “Había que ir en contra de esos héroes periodísticos que aparecen en películas como The Post: los oscuros secretos del pentágono. Los personajes de Último recurso son personas comunes, no hay idealizaciones. Como había cierto nivel de absurdo en el planteamiento, el humor era importante. Otro enfoque hubiera pecado de solemne. Una referencia concreta fue la película rumana Policía adjetivo. Hay un ambiente gris, melancólico en esa redacción en decadencia que trabajamos con colores poco saturados y filtros de lente que nos permitieran generar una imagen más bien difusa”, explica el cineasta, que a la hora de mencionar colegas con los que se identifica enumera a “Tetsuo Lumiere, Martín Rejtman, Sebastián Borensztein y Mariano Galperín, a quien además considero mi mentor”.

En esta oportunidad, Szulanski contó con dos muy buenas socias, una dupla de actrices que funcionaron muy bien en el set gracias a un trabajo en equipo apoyado en la confianza mutua y compañeros de elenco que aparecen menos pero cumplen su rol de manera impecable: Germán Baudino, Horacio Marassi e Isabel Ishikawa. “El día que conocí a María Villar le dije que me iba a apoyar en ella, que iba a seguir sus pasos -revela Tamara Leschner-. Pero ella me sugirió que fuera libre, que hiciera lo que sabía hacer. No sé si fue que nos entendimos desde un principio y nos pusimos de acuerdo en cómo contar esta historia o si en realidad fue su talento el que hizo que todo se logre rápidamente y que sea muy fácil el trabajo, pero el resultado me dejó muy feliz”.