A finales de diciembre de 2015, el Teatro Colón anunció la llegada de su nueva directora general, María Victoria Alcaraz. Formada en historia y gestión cultural, dirigió el Centro Cultural San Martín y trabajó en el Archivo Histórico de la Ciudad. Pese a su perfil bajo, dirige el Colón, es la primera mujer en ese rol y tiene a Darío Lopérfido bajo su mando, en calidad de director artístico.
—¿Qué destacaría de las novedades del Teatro Colón?
—Hay excelente nivel en la programación: Bruno Gelber, Zubin Mehta, Barenboim, Martha Argerich. También estamos convocando nuevos públicos (con formatos especiales de entradas y abonos): a chicos de escuelas, a familias con sus niños y a menores de 35 años. En el Teatro, hay entradas de 3 mil pesos y de 50 pesos. Asimismo, hemos comenzado ciclos de charlas gratuitas sobre temas de interés cultural, que generaron que viniera mucha gente que no había entrado nunca al Colón. Se trata de romper los prejuicios sobre “no sé si puedo, si conozco, si tengo la ropa…”.
—De todos modos, el Teatro sí ha propiciado, a través de avisos y afiches, que el público respete códigos de vestimenta…
—Sí, pero comunicando reglas claras: en qué momento qué cosa. Para venir a una charla no hace falta vestir de cóctel; para un gran abono, sí. Sabés que cuando vas al gran abono, vas al gran abono… Ahora, si venís a una función extraordinaria, a una charla o a una visita guiada… es como en la vida: si voy a un cumpleaños o un casamiento, me pongo lindo porque voy a celebrar con el otro; cuando vas a comer un asado, la consigna es otra. Acá es lo mismo.
—¿Cómo se siente en su cargo y cómo es la distribución de tareas con el director artístico?
—Que te entreguen en las manos la gestión del Teatro Colón es un honor, que tomo con entusiasmo, pasión, responsabilidad y sin perder el buen humor. Yo pongo más el acento en desarrollar políticas y estrategias institucionales, como, por ejemplo, el fortalecimiento del Instituto Superior de Arte. Luego, debajo de la Dirección General, hay muchas direcciones, como la Dirección Artística, a cargo de Darío, con quien trabajamos maravillosamente bien. Nos resulta divertida la situación. Le digo: “Ahora le hablo al director artístico. Necesito que cierre la programación 2017, para empezar a planificar producciones, compras, licitaciones”.
—Es la primera mujer en dirigir el Colón. ¿Cómo se refleja esta peculiaridad?
—Vengo a darle el toque femenino al Teatro. Hay tantos varones en la dirección… Todo el mundo está reacomodándose a ver una mujer; es algo que miran como raro, pero después de cinco meses, ya nos vamos relajando todos, para aceptar que la máxima autoridad sea una mujer.
—Hay sectores del arte y la cultura que han objetado a Darío Lopérfido por sus declaraciones en torno a la cifra de los 30 mil desaparecidos y a la última dictadura militar en la Argentina. ¿Cómo se siente en relación con este tema?
—Es ciertamente un tema difícil… Cada persona tiene el derecho a creer, a opinar lo que piensa. Yo soy absolutamente respetuosa, por más que no comparto esa opinión. En la vida, vivimos, trabajamos y compartimos el tiempo con personas con las que en algún tema no estamos de acuerdo, pero eso no tiene que impedir trabajar juntos.
Colón de alquiler
María Victoria Alcaraz vierte su opinión sobre el alquiler del Teatro Colón para eventos privados: “La sala principalmente se alquila los lunes, día de descanso del teatro, sin actividad propia, para eventos, presentaciones. Esto sucede en todos los grandes teatros del mundo, y forma parte de la búsqueda de financiamiento, de las estrategias de vinculación de lo público y lo privado. Esto se vive con toda naturalidad, lo mismo que cuando se alquila el Teatro para hacer espectáculos, como el reciente Embajadores. Además, la presencia de artistas populares en el Teatro genera que venga mucha gente nueva por primera vez. El desafío es que esa gente vuelva, ya a ver otras propuestas. Estos espectáculos populares no cambian el rumbo del Teatro; no hacemos un cambio brutal; nosotros queremos mantener que vengan los mejores cantantes, bailarines, orquestas, propios o invitados del mundo. Si, además, vienen artistas populares, todo eso suma. La consigna es convocar a los mejores en su arte y, por otro lado, abrir las puertas”.