INTERNACIONAL

Al yerno del Rey de España no lo quieren ni en el Museo de Cera

En medio del escándalo que sacude a la corona, toman medidas para "apartar su figura" de la de los Borbones. Fotos.

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| AFP

"En la felicitación navideña sí… En el Museo de Cera no". Así de rotundo es el diario El País, de España, al graficar la situación del yerno del rey Juan Carlos, Iñaki Urdangarín. El ex deportista y actual empresario se encuentra atrapado en una investigación por presunta corrupción en Palma de Mallorca, lo que provocó una tormenta de críticas y drásticas medidas destinadas a alejarlo de todo cuanto pudiera relacionarlo con la familia de su esposa, la Familia Real Española.

Y así, mientras a Urdangarín aparece feliz -junto a su esposa Cristina de Borbón y sus cuatro hijos- en una de las tradicionales tarjetas navideñas que la familia suele enviar en diciembre, se sabe que su estatua fue desplazada de su sitio en el Museo de Cera de Madrid -ubicado junto a toda la Familia Real- al sector de deportistas españoles. El desplazamiento se hizo discretamente y fuera del alcance de las cámaras, y tiene como propósito desligar su figura de la familia reinante.

El Museo de Cera de Madrid representa precisamente a la Familia Real durante un acto oficial. Así, “haciéndose eco” de la decisión de la Casa Real de excluir a Iñaki de sus actividades, “aparta la figura del duque de Palma”, como explicaron las autoridades del museo a la agencia de noticias EFE. “Como procede del mundo del deporte, del balonmano, se le va a cambiar el vestuario, el chaqué por ropa de calle de 'sport' y les vamos a llevar a la zona de los deportistas”, precisó.

Todo parece ser poco para no manchar la prestigiosa imagen que la monarquía española -con Juan Carlos de Borbón al frente- se viene granjeando internacionalmente desde hace 36 años. Primero hubo silencio oficial de sepultura ante las investigaciones, rumores y filtraciones de la prensa. Posteriormente, la admisión de que el comportamiento de Urdangarín “no es ejemplar”. En los últimos días, la Casa Real terminó tomando la decisión de prohibir su presencia en cualquier actividad oficial.

El duque de Palma pidió perdón desde Washington porque la situación va en desprestigio de la Corona, pero no fue suficiente, y la opinión pública piensa que la investigación debe ser llevada hasta última instancia y, de ser necesario, Urdangarín debe ser juzgado como cualquier ciudadano.

Las últimas novedades lanzadas por las investigaciones afirman que la Casa Real bien podría haber estado al tanto de los negocios privados de Iñaki Urdangarín, sobre todo sabiéndose que, hace cuatro años, se contrató a un bufete de abogados para “poner en orden” las actividades del yerno real. Los abogados recomendaron a la Casa Real la posibilidad de englobar las actividades financieras del duque bajo la órbita de una fundación.

Al parecer, la decisión real fue otra. Según la prensa española, el rey Juan Carlos debía intuir algo de lo que está ocurriendo “cuando les dio permiso [a su hija y a su yerno] para que se fueran a vivir a Washington”. En apariencia, el traslado se debía a compromisos laborares del duque, a quien habían ascendido a consejero y presidente de la comisión de Asuntos Públicos de Telefónica en Latinoamérica y EE.UU. “Una explicación poco convincente”, aseguran. Desde entonces, los duques de Palma viven en la capital norteamericana, donde él trabaja para Telefónica, empresa española que, de ser imputado, estaría obligada a despedirlo.

 (*) especial para Perfil.com

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