Un año. Ese es el balance que el próximo miércoles hará Julian Assange, fundador de WikiLeaks, en su primer aniversario encerrado en la Embajada ecuatoriana en Londres. El enemigo público número 1 de Washington, tras filtrar miles de cables secretos del Departamento de Estado, eligió ese refugio para eludir la extradición a Suecia, donde es acusado de dos supuestos abusos sexuales. Con efectivos de Scotland Yard rodeando la delegación diplomática, el australiano ni siquiera puede tomar sol en el balcón o a la terraza, ya que teme ser detenido y enviado al país nórdico, que tiene un amplio tratado de extradición con los Estados Unidos.
El canciller ecuatoriano Ricardo Patiño visitará hoy a Assange en la embajada, ubicada en Knightsbridge. Además, se reunirá mañana con su par británico, William Hague, para negociar un salvoconducto que le permita viajar a Quito sin ser detenido por las autoridades. En ese encuentro, el ministro de Rafael Correa pedirá algo insólito: que Assange pueda disfrutar del sol libremente. “Creemos que es demasiado el tiempo en que los derechos humanos de una persona están siendo violentados, y que Reino Unido debe de reconsiderar la situación”, declaró Patiño a la BBC.
Mientras el polémico periodista continúa recluido en una habitación de tres por cuatro metros cuadrados, su madre, Christine Assange, comenzó una campaña por las redes sociales para que le permitan tomar sol, ante el temor de que contraiga alguna enfermedad por el encierro. “La falta de sol causa problemas dentales, osteoporosis, diabetes, insuficiencia cardíaca, depresión y cáncer”, escribió en las últimas horas en su cuenta de Twitter, al tiempo que cuestionaba a las autoridades británicas. “Julian no está imputado por ningún crimen. Incluso los asesinos en masa condenados a muerte tienen derecho a estar bajos los rayos del sol”, agregó la madre del creador de WikiLeaks.
Lo cierto es que Assange recibe visitas diarias de familiares, amigos y de su abogado, el ex juez español Baltasar Garzón. Desde la embajada, planea sus próximos pasos políticos y judiciales. También, aprovecha cada ocasión para embestir contra los Estados Unidos, tras la filtración de los polémicos programas de espionaje de la administración de Barack Obama.
Así, Assange calificó al ex técnico de la CIA Edward Snowden como “un héroe que desenmascaró el insidioso estado de vigilancia masiva” que funciona actualmente. “Está en una posición muy comprometida, pues están usando contra él la misma retórica que emplearon contra mí y contra Bradley Manning”, denunció el australiano.
En los próximos días, Assange asistirá como invitado de lujo a un cambio de anfitrión. Según anunció el gobierno ecuatoriano, la embajadora Ana Albán dejará su puesto y será reemplazada por Juan Falconí Puig, un enviado de Correa que tendrá como misión negociar la salida del periodista, que podría ser acusado por Washington por espionaje. Mientras tanto, Assange continúa recluido en la embajada, que por estas horas ya se convirtió en una pintoresca prisión victoriana ubicada en uno de los barrios más exclusivos de Londres.
