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Desde Washington
La Agencia Nacional de Seguridad (NSA) sigue dándole dolores de cabeza al presidente Barack Obama. Según denunció ayer el semanario alemán Der Spiegel, la agencia almacenaba datos sobre 122 jefes de Estado, entre ellos los ex presidentes de Perú, Alan García; de Guatemala, Alvaro Colom; y de Colombia, Alvaro Uribe. Además, el espionaje norteamericano acumulaba “más de 300 informes” sobre la canciller alemana, Angela Merkel, según documentos de 2009 filtrados por el ex topo de la CIA Edward Snowden.
La justificación para espiar a estas personalidades era lograr “informaciones” que “de otra forma es difícil de conseguir”, según la agencia estadounidense. El espionaje al gobierno alemán causó un terremoto político que tensionó la relación diplomática entre Berlín y Washington. A comienzos de marzo, los legisladores alemanes acordaron iniciar una investigación sobre la intervención al celular de Merkel, que se conoció en 2013. Además, las autoridades de ese país están evaluando la posibilidad de abrir su propia investigación en torno a las actividades de la agencia estadounidense.
En esos documentos figuran también los nombres de mandatarios de Somalia, Ucrania y Bielorrusia. Esas fichas estaban almacenadas en una base de datos de la NSA que “podría ser un elemento de prueba importante” para la Justicia alemana, que “debe decidir en los próximos días si abre una investigación judicial sobre sospechas de espionaje”, publicó Der Spiegel.
Obama anunció este jueves que su gobierno pondrá fin a la recolección y almacenamiento de datos de llamadas telefónicas de la NSA. “Después de haber estudiado con atención las opciones disponibles, he decidido que la mejor manera es que el Estado no recolecte más, ni almacene, esos datos al por mayor”, señaló el mandatario en un comunicado. “Los datos deberán permanecer en manos de los operadores telefónicos”, agregó el presidente norteamericano.
La NSA es protagonista de un megaescándalo desde que Snowden filtró sus programas de espionaje, destinados a vigilar mandatarios y empresas extranjeras.
En enero, Obama ya había anunciado significativas reformas en las actividades de la NSA y al mismo tiempo había defendido y justificado el accionar de los servicios de inteligencia de los Estados Unidos. En esa fecha, el presidente estadounidense garantizó que limitaría la recolección masiva de datos privados y cancelaría las escuchas a los “más próximos amigos y aliados” de su gobierno.
Obama busca cerrar el mayor escándalo internacional de 2013 y reparar la confianza en la capacidad del Estado para armonizar los objetivos de seguridad con el respeto a la privacidad de los individuos. Pero, a la vez, el mandatario procura no criticar en absoluto el accionar de la NSA. Según el jefe de Estado, no se detectaron signos de abuso