El primer ministro británico, Tony Blair, dejó hoy la titularidad del Partido Laborista con un enardecido discurso en el que defendió los cambios "progresistas" logrados en los nueve años de su gobierno, elogió su política exterior y arengó por una "cuarta victoria" en las próximas elecciones.
En el que fue su último discurso ante el Congreso Laborista, Blair advirtió al partido que el único legado que le interesa "es una cuarta victoria", tras lo cual manifestó que se requiere continuar con las reformas y la "agenda progresista" que él impulsó.
Blair también rechazó enérgicamente que sea "ésta" política exterior y su estrecha alianza con los Estados Unidos (en la guerra de Irak, Afganistán y el Líbano) las que hayan aumentado los ataques terroristas.
"El terrorismo no es nuestra culpa. No lo hemos causado nosotros. No es una consecuencia de nuestra política exterior", afirmó Blair, quien además aseguró que "la guerra contra el terrorismo global será muy larga. Es una lucha que durará una generación o más".
Con contenida emoción, Blair reconoció que le "es difícil" dejar el liderazgo del partido que dirige desde 1994, pero que "es necesario" hacerlo.
"El futuro es ahora vuestro. Aprovéchenlo", dijo en su despedida tras destacar que "el nuevo laborismo" que llevó al partido de la rosa a tomar el mando de Gran Bretaña, en 1997, "no habría tenido lugar sin Gordon Brown", su ministro de Finanzas que el lunes se presentó como aspirante a remplazarlo.
"Es un hombre notable", expresó Blair en su discurso ante la Conferencia Laborista, la decimotercera que preside como líder y la décima como primer ministro.
Mediante un reconocimiento implícito de la delicada situación del partido por la caída de la popularidad, Blair anunció que después de dejar el cargo de primer ministro se dedicará a "tratar de construir un partido unificado".