En un año electoral donde la Asamblea “roja rojita” que afianzó la hegemonía política bolivariana podría llegar a su fin, el presidente venezolano, Hugo Chávez, ejecutó su jugada más desesperada en busca de fondos que aceiten las arcas estatales: la devaluación de su moneda nacional, el bolívar “fuerte”. De esta manera, busca hacer frente a la peor crisis económica desde que llegó al poder.
Sin embargo, oposición y economistas salieron a su encuentro para advertir sobre la inevitable repercusión en los bolsillos ciudadanos. Y en un gesto que alimenta el temor social, los diarios locales ilustraban ayer sus portales con extensas colas en las casas de electrodomésticos ante el fantasma de una espiral inflacionaria.
“Un batazo en el estómago”, calificó el partido opositor Primero Justicia a las medidas económicas del chavismo. “Cuando los venezolanos vayan mañana al mercado se darán cuenta del aumento en los precios de los productos. La devaluación es el resultado de malas prácticas económicas y sólo se justifica como una medida extrema”, comentó el economista Gustavo Rojas a Globovisión.
El viernes, el gobierno anunció la primera devaluación desde 2005 y la cuarta desde que Chávez llegó al poder, desdoblándola en dos cotizaciones: 2,6 bolívares por dólar (17,3%) para alimentos, salud, maquinarias, artículos tecnológicos e importaciones del sector público; y 4,3 bolívares por dólar (50%) para el resto de la economía, lo que duplicaría el ingreso por exportaciones petroleras.
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