La presidenta Dilma Rousseff quiere que Brasil sea la Arabia Saudita de América latina. Para eso, es fundamental la explotación del Campo de Libra, uno de los mayores yacimientos que se hallaron en 2007 en la zona del presal y que fue licitado esta semana. Según las previsiones del Planalto, en cuatro años esa zona podría generar casi un millón de barriles de petróleo por día. Esa cifra catapultaría al gigante sudamericano al sexto puesto mundial de productores de crudo, desplazando de ese lugar a Irán, y transformándose en el primer país sudamericano del ranking.
“Estamos transformando el presal en nuestro pasaporte para una sociedad futura más justa y con mejor distribución de renta”, aseguró la jefa de Estado, tras conocerse que el consorcio que se hizo con la explotación por 35 años del yacimiento está conformado por Petrobras, Shell, Total y las chinas Cnooc y China National Petroleum. El gobierno brasileño espera embolsar 370 mil millones de dólares en regalías durante las próximas tres décadas y media.
El presal, llamado así porque está bajo una gruesa capa de sal, está en la plataforma continental brasileña. Contiene petróleo y con él, las esperanzas de Brasil para convertirse en uno de los principales productores de crudo del mundo. El Campo de Libra, de 1.500 km2, está situado frente a la costa del estado de Río de Janeiro, unos kilómetros al noreste de la Cidade Maravilhosa. Según estima el Ejecutivo brasileño, sólo ese yacimiento tiene reservas que oscilan entre los 8 mil y los 12 mil millones de barriles.
“Brasil tiene éxito porque exploró. Eran importadores de petróleo y resolvieron volcarse al mar. Lula decía que quería ese petroleo para los cien millones de brasileños que aún no disfrutaban del desarrollo”, confió a PERFIL Gustavo Calleja, ex subsecretario de Combustibles e integrante del Grupo Moreno. Dilma prometió que invertirá los petrodólares en infraestructura, salud y educación, atendiendo a los reclamos de los indignados brasileños que salieron a las calles en junio pasado.
Aunque se trata de petróleo no convencional y costará extraerlo, ya que está a siete mil metros de profundidad, el optimismo del gobierno de Rousseff no es menor. Para 2017, el Campo de Libra originirá más de 900 mil barriles de petróleo por día y representará el 52% de la producción de todo el país. “Esos descubrimientos elevarán a la empresa a un nuevo nivel de reservas y producción de petróleo, ubicándola en el ranking de las grandes compañías operadoras del mundo”, sostuvo Petrobras en un comunicado.
Ante las críticas por la licitación del megapozo, la presidenta aseguró que “el 85% de los ingresos de Libra pertenecerá al gobierno brasileño y Petrobras, lo cual es muy diferente a una privatización”. Sentado sobre una mina de oro negro, Brasil sueña con erigirse en uno de los gigantes energéticos del mundo