Los líderes de Corea del Norte y Corea del Sur se dieron la mano en la línea de la frontera entre ambos países, dando inicio a una cumbre histórica. "Estoy feliz de conocerlo", dijo el presidente surcoreano Moon Jae-in al recibir a su homólogo Kim Jong Un, que este viernes se convirtió en el primer gobernante de su país en pisar territorio surcoreano desde la guerra en 1950.
Según la agencia de noticias norcoreana KCNA, Kim "discutirá abiertamente con Moon Jae sobre todas las cuestiones que surgen para mejorar las relaciones intercoreanas y lograr la paz, la prosperidad y la reunificación de la península de Corea". El encuentro se realizó a las 9 de la mañana del viernes -hora local- en la localidad fronteriza de Panmunjom. "Una nueva historia comienza ahora", escribió Kim en el libro de visitas.

El tema más complejo el es del desarme nuclear de Corea del Norte. "Cuando se trata de la desnuclearización es difícil de decir en qué nivel se conseguirá un acuerdo", dijo Jong Seok, jefe del gabinete surcoreano. Los avances que consigan Kim y Moon en el tema atómico serán la base para la reunión a finales de mayo o principios de junio entre el líder norcoreano y el presidente estadounidense, Donald Trump.
El protocolo de la cumbre está estudiado y planeado al detalle, sin dejar nada al azar. Durante las conversaciones oficiales en la renovada Casa de la Paz de Panmunjom, los mandatarios se sentarán guardando una separación exacta de 2.018 milímetros, en referencia al año en curso, de forma simbólica también para demostrar el levantamiento de la separación de las dos partes.
Después, los dos presidentes plantarán juntos un pino piñonero en la línea de demarcación que separa a los dos países desde hace 65 años. Se trata de un árbol que data de 1953 para simbolizar el año del alto el fuego que puso fin la Guerra de Corea (1950-53), aunque técnicamente los dos países siguen en guerra desde entonces porque nunca se firmó un acuerdo de paz.

La cena de la noche del viernes incluirá pasta fría de un restaurante de Pyongyang así como arroz y marisco de las ciudades natales de Moon Jae-in y de los anteriores presidentes surcoreanos liberales Kim Dae-jung y Roh Moo-hyun. Se hará honor así a que fueron los primeros en visitar Corea del Norte en las cumbres celebradas en 2000 y 2007. El pescado al horno y el “rösti” son homenajes a la ciudad natal de Moon y la escuela en Suiza donde estudió Kim.
¿Qué se hablará durante la cumbre?
La desnuclearización, el establecimiento de una paz duradera y los avances en las relaciones bilaterales son temas que el Gobierno surcoreano quiere impulsar en este encuentro de un día. Corea del Sur, igual que su aliado estadounidense, exigen a Pyongyang el abandono "total, irrevocable y verificable" de su programa misilístico y de armas nucleares.

El ministro de Exteriores de Corea del Sur, Kang Kyung-wha, esbozó las expectativas mínimas: el encuentro será el escenario en el que Kim podría confirmar su voluntad de desnuclearización. Además, Seúl quiere hablar de un sistema de paz que sustituya al frágil alto el fuego actual. La cuestión de la reunificación será aplazada, pero sigue siendo un objetivo a largo plazo.
"Alcanzar un acuerdo de desnuclearización en un momento en que los programas nucleares y de misiles intercontinentales (ICBM) de Corea del Norte están tan avanzados va a ser fundamentalmente diferente de la naturaleza de los acuerdos alcanzados en la década de 1990 y a principios de 2000”, reflexionó el jefe de la presidencia surcoreana, Im Jong-seok. "Esto es lo que hace esta cumbre más difícil", agregó el funcionario.