En Estados Unidos, un candidato a la pena de muerte busca convencer a la Justicia de que es demasiado gordo para su ejecución. Richard Coey tiene una envergadura tal, que a juicio de sus abogados se vuelve virtualmente imposible encontrar venas adecuadas para su ejecución con la inyección letal, informó en su edición del martes el diario The Columbus Dispatch.
El condenado, de 41 años de edad y 1,73 metros de estatura, pesa 125 kilos. A juicio de sus letrados, el sobrepeso de su cliente y un medicamento que Coey debe tomar contra las migrañas y los calambres puede conducir a "dolores innecesarios durante la ejecución". Un portavoz de la fiscalía dijo que se está analizando la solicitud de la defensa, y que se están estudiando posibles "opciones jurídicas".
Coey, quien asesinó en 1986 a dos jóvenes mujeres, debiera ser ejecutado el 14 de octubre venidero. El hombre demandó al estado de Ohio tras argumentar que debido a su obesidad sufrirá excesivamente durante la inyección letal, dijo la oficina del fiscal.
La inyección letal violaría los derechos de Coey bajo la Constitución estadounidense, que está en contra del castigo cruel e inusual, argumentaron sus abogados.
Fuentes: AFP y DPA