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Desde Lampedusa
“Vergüenza”, dijo Francisco en Asís cuando se refirió a la tragedia de Lampedusa en una severa crítica al “mundo salvaje que no da trabajo, no ayuda, al cual no le importa que haya gente escapando del hambre, de la esclavitud, de la guerra”. “Es gente que buscando la libertad encuentra la muerte, como aconteció en Lampedusa”, agregó el papa argentino.
El panorama era cada vez más desolador ayer en la isla de Lampedusa, en Italia, escenario del trágico hundimiento el jueves de una barcaza que transportaba a inmigrantes africanos. Según el último comunicado del gobierno de Enrico Letta, las víctimas podrían llegar a la dramática cifra de 300 muertos, ya que por el momento hay tan sólo 155 sobrevivientes. Las tareas de rescate se suspendieron ayer debido a malas condiciones climáticas.
En la embarcación viajaban, según estiman las autoridades italianas, alrededor de cuatrocientas personas. El ministro del Interior, Angelino Alfano, informó que 111 cuerpos fueron ya recuperados. Un gran número de cadáveres fueron localizados ayer por los submarinistas junto a los restos de la embarcación, que está encallada a 40 metros de profundidad.
En tanto, el centro de primera recepción de la isla, donde fueron recibidos los sobrevivientes, colapsó ayer. En ese establecimiento, con capacidad para 300 personas, llegaron en las últimas horas un millar de inmigrantes.
Ante la magnitud de la tragedia, la revista L’Espresso lanzó la candidatura de la isla de Lampedusa al Premio Nobel de la Paz. La sorprendente iniciativa cosechó rápidamente la adhesión de 10 mil italianos y el gobierno se hizo eco del pedido. “Luego de la visita del papa Francisco, en Lampedusa se necesita una gran señal. Para nosotros, para todo el mundo, para Lampedusa: la candidatura de la isla al Premio Nobel de la Paz, y esperamos que a este pedido se sume toda la Unión Europea”, afirmó el ministro de Interior.
“En la isla cada día se realiza una batalla en nombre del mundo, a través de una pequeña comunidad que pone su vida. Otorgarle un reconocimiento significativo serviría gritar al escandaloso tráfico humano”, explicó Bruno Manfellotto, director de la publicación italiana.