El papa Francisco instó este mediodía, en portugués, a miles de peregrinos presentes en el santuario de Aparecida, en Brasil, a "no perder nunca la esperanza" pese a las dificultades y advirtió que "el dragón, el mal, existe en la historia, pero no es el más fuerte".
"El más fuerte es Dios, y Dios es nuestra esperanza", subrayó y admitió: "Es cierto que hoy también nuestros jóvenes siente la sugestión de tantos ídolos que se ponen en el lugar de Dios y parecen dar esperanza: el dinero, el éxito, el poder, el placer".
La homilia, el sermón, se basó en tres ejes principales. "Tres sencillas actitudes, tres simples posturas: conservar la esperanza, dejarse sorprender por Dios y vivir con alegría", dijo.
"Seamos luces de esperanza, tengamos una visión positiva de la realidad. Demos aliento a la generosidad que caracteriza a los jóvenes, ayudémoslos a ser protagonistas de la construcción de un mundo mejor: son un motor poderoso para la Iglesia y la sociedad", agregó.
Asimismo, el Papa advirtió sobre "ídolos pasajeros" como el dinero y el poder este miércoles en su primera misa pública en Latinoamérica, en el mayor santuario católico de Brasil, dedicado a su patrona, la virgen Aparecida. "Hoy en día, todos un poco, y también nuestros jóvenes, sienten la sugestión de tantos ídolos que se ponen en el lugar de Dios y parecen dar esperanza: el dinero, el éxito, el poder, el placer", dijo el papa argentino, de 76 años, ante unos 200.000 fieles.
Francisco exhortó además a pastores, padres y educadores a transmitir a los jóvenes valores que “los hagan artífices de una nación y de un mundo más justo, solidario y fraterno”.
"Cuantas dificultades hay en la vida de cada uno, pero por más grandes que parezcan Dios nunca deja que nos hundamos. Quisiera decirles con fuerza a todos que Dios camina a su lado, nunca los deja desamparados, nunca perdamos la esperanza. El dragón, el diablo, existe en nuestra historia, pero no es el más fuerte. El más fuerte es Dios", manifestó en referencia a una de las lecturas de la misa.
El Sumo Pontífice dijo que vino al santuario de Aparecida para pedirle a la Virgen el éxito de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que se realiza hasta el domingo se realiza en Río de Janeiro, y a “poner a sus pies la vida del pueblo latinoamericano”. El pontífice recordó que estuvo allí en 2007 en el marco de la V Conferencia General del Episcopado de América Latina y el Caribe, que tuvo a Jorge Bergoglio como presidente de la comisión de redacción del documento final, y calificó aquella reunión como “un gran momento de Iglesia”.
Francisco sostuvo por último que “hemos venido a llamar a la puerta de la casa de María. Ella nos ha abierto, nos ha hecho entrar y nos muestra a su Hijo”. “Ahora ella nos pide: Hagan lo que él les diga”, precisó. “Sí, Madre nuestra, nos comprometemos a hacer lo que Jesús nos diga. Y lo haremos con esperanza, confiados en las sorpresas de Dios y llenos de alegría”, concluyó en medio de aplausos.