Los egipcios amanecieron hoy rezando para que la revuelta en su país no desate nuevos baños de sangre después de que los enfrentamientos entre seguidores y opositores del presidente Hosni Mubarak dejaran un saldo de al menos 13 muertos y más de 1500 heridos.
En la celebración por el día de descanso en el Islam, en Egipto hay quienes hablan del "día de la despedida" en clara alusión al régimen que los gobierna hace 30 años y consiguió un repudio sin precedentes de parte de su pueblo.
A fuerza de piedras y disparos jóvenes que apoyan el gobierno han atacado a críticos de Mubarak y a periodistas extranjeros que participan de la cobertura. "A mí me han pagado para venir", llegó a decir uno de los manifestantes pro régimen. Un total de 20 corresponsales han sido sometidos a interrogatorios de parte de las fuerzas de seguridad.
"No nos iremos de la república Tahrir hasta que Mubarak se vaya a su casa", dijo esta mañana un joven crítico del gobierno llamado Jabal ante la mirada atenta de los francotiradores apostados en las inmediaciones. De acuerdo al diario New York Times un nuevo gobierno, tras la salida de Mubarak, podría estar encabezado por Omar Suleiman, su mano derecha.