Baltasar Garzón, juez de la Audiencia Nacional española, era uno de los objetivos del grupo separatista vasco ETA: planeaban matarlo con una botella de coñac mezclado con veneno que le iban a enviar de parte de un falso admirador.
Así lo revelaron documentos que poseía el ex jefe etarra Jurdan Martitegi Lisaso, detenido en abril pasado, y publicados hoy por el diario español El País.
El plan para asesinar a Garzón, responsable de encarcelar a decenas de miembros de ETA y de su entorno político, figura en un documento incautado a Jurdan Martitegi, el jefe de los comandos terroristas de ETA detenido en Francia el pasado 18 de abril.
"Propongo hacer una acción mediante veneno", escribió Martitegi en dicho documento. ETA, que nunca ha usado un método semejante para perpetrar un atentado, además estudió la posibilidad de matar de la misma forma a otros dos magistrados que se han significado en la lucha contra la organización vasca, como Fernando Grande-Marlaska y Santiago Pedraz, o incluso, a los tres a la vez.
El plan incautado consistía en enviar como regalo una botella de coñac de calidad o de otra bebida que le gustase a Garzón. Martitegi pretendía mejorar el aspecto del presente con una copa de cristal, también cara.
El regalo iba a ser enviado desde una agencia de mensajeros que no estuviera en el País Vasco, para intentar sortear cualquier sospecha de los servicios de seguridad de la Audiencia Nacional, que revisan sistemáticamente cada paquete que llega al edificio judicial, ya que éste ya ha sido objetivo de cartas o paquetes bomba contra jueces.
Además, la botella de coñac envenenado iba a ser acompañado de una tarjeta firmada por un supuesto estudiante de Derecho de una universidad ajena al País Vasco.
La nota explicaría la admiración del estudiante por el juez por haber procesado a Augusto Pinochet o por las causas abiertas contra la corrupción en el entorno del opositor Partido Popular (PP) e, incluso, por "los macrosumarios" abiertos contra el mundo de ETA.
El atentado estaba planteado, según el documento que cita El País, como un desafío a las medidas de seguridad de los potenciales objetivos de ETA y como una advertencia de que, por más vigilancia que se monte, "se puede golpear a los objetivos, no con bomba o bala, pero...".
Martitegi enfatizó además que una vez empleado este sistema, sería la última vez que funcionaría, ya que se adoptarían nuevas medidas de seguridad antiterrorista. No obstante, "sería un gran logro para la organización", destaca el documento
En este sentido, el etarra proponía tener listo, grabado o escrito, el mensaje de reivindicación para, en caso de que el envenenamiento tuviera éxito, divulgarlo con la máxima celeridad.
Garzón figura como objetivo de ETA desde comienzos de los años 90. El grupo armado ya ha asesinado a la fiscal de la Audiencia Nacional Carmen Tagle y perpetrado asesinatos frustrados contra los ya ex presidentes del alto tribunal Fernando Mateo Lage y Carlos Dívar, el fiscal Eduardo Fungairiño o el juez José Antonio Jiménez Alfaro
Fuente: DPA