Cubanos vitorearon el sorpresivo anuncio de que su país va a reanudar relaciones con Estados Unidos, con la esperanza de ver pronto un aumento del comercio y una nueva vitalidad económica a pesar de que el embargo económico impuesto hace 53 años sigue vigente por el momento.
"Esto abre un futuro mejor para nosotros", dijo Milagros Díaz, de 34 años. "Realmente necesitábamos algo así porque la situación ha sido mala y la gente está muy desanimada".
Las campanas repicaron en la celebración y maestros hicieron una pausa en sus lecciones a mediodía mientras el presidente Raúl Castro decía al país el miércoles que Cuba renovaría sus relaciones con Washington después de más de medio siglo de hostilidades.
Vestido con su uniforme verde olivo de general, el líder de 83 años dijo que los dos países trabajarán para resolver sus diferencias "sin renunciar a ninguno de nuestros principios".
Residentes en La Habana se reunieron alrededor de televisores en hogares, escuelas y negocios para escuchar la histórica retransmisión nacional, que coincidió en el tiempo con una declaración del presidente de EEUU, Barack Obama, en Washington. Escolares uniformados irrumpieron en aplausos ante la noticia.
En la Universidad de San Gerónimo, en el centro histórico de la capital, el anuncio se dejó sentir desde el campanario. Una sensación de euforia recorría La Habana a medida que se corría la voz. "Para el pueblo cubano, creo que es como una inyección de oxígeno, un deseo hecho realidad ya que con esto hemos superado nuestras diferencias", dijo Carlos González, un especialista en tecnologías de la información de 32 años. "Es un avance que abrirá el camino para un futuro mejor para los dos países".
Fidel y Raúl Castro encabezaron la rebelión de 1959 que derrocó a la dictadura de Fulgencio Batista. Estados Unidos reconoció inicialmente el nuevo gobierno pero rompió relaciones en 1961, después de Cuba virase bruscamente a la izquierda y nacionalizase empresas propiedad de estadounidenses.
Como Cuba se volvió hacia la Unión Soviética, EE.UU. impuso un embargo comercial en 1962. Especialmente desde el colapso de la URSS en 1991, los cubanos se han enfrentado a graves carencias de petróleo, alimentos y bienes de consumo, lo que obligó a racionar todo, desde los frijoles a la leche en polvo. El gobierno cubano culpa al embargo de la mayoría de sus problemas económicos, mientras que Washington tradicionalmente los ha vinculado a las políticas económicas comunistas implantadas en la isla.
En su discurso, Castro pidió a Estados Unidos el fin del embargo que, según dijo, "ha causado un enorme daño humano y económico".
Ramón Román, de 62 años, dijo que esperaba que más turistas recalasen en Cuba. "Sería una inyección económica tremenda, tanto en términos de dinero como de nueva energía, y sería un gran impulso para la gente normal que lo necesita", dijo. Victoria Serrano, que trabaja en un laboratorio, dijo que esperaba ver la llegada de nuevos productos porque la vida en Cuba ha sido "realmente muy difícil". "En concreto, espero que veamos una mejora en los alimentos, que haya comercio con Estados Unidos, que está tan cerca. Ahora mismo, incluso una cebolla se ha convertido en un lujo", explicó.
Alrededor de la catedral en La Habana Vieja, personas se reunieron en puertas y veredas, gesticulando animadamente mientras discutían la noticia.
Guillermo Delgado, un jubilado de 72 años, celebró el anuncio como "una victoria para Cuba porque se consiguió sin ceder en los principios básicos".
Yoani Sánchez, una reconocida bloguera cubana crítica con el gobierno, señaló que lo sucedido tiene un precio. Castro, dijo, podría ahora reclamar un triunfo y que había convertido en "moneda de cambio" a Alan Gross, el trabajador humanitario estadounidense que salió de la cárcel el miércoles mientras Estados Unidos liberaba a tres cubanos detenidos como espías. "De esta forma, el régimen de Castro ha logrado salirse con la suya", escribió en una entrada en su blog. "Ha logrado intercambiar a un hombre pacífico, embarcado en una aventura humanitaria para proporcionar conexión a internet a un grupo de cubanos, por agentes de inteligencia que causaron importantes daños y tristeza con sus acciones."
Algunos disidentes expresaron su descontento por no haber sido consultados por el gobierno estadounidense sobre el histórico acercamiento. El disidente Guillermo Fariñas consideró la medida como una "traición" de Obama que, según él, había prometido que serían consultados. Otro activista, Antonio Rodiles, dijo que la medida "envía un mal mensaje". Otros, mientras, se mostraron cautos diciendo que van a esperar y ver qué supone esta medida. "No es suficiente, ya que no levante el bloqueo", dijo Pedro Durán, de 28 años. "Vamos a ver si es verdad, si no es como todo aquí: Un paso hacia adelante y tres para atrás. Por ahora, no creo que haya ninguna mejora inmediata después de estar viviendo así durante 50 años".