La historia del secuestro de Ingrid Betancourt es una historia que no está exenta de polémica. No solamente porque fue capturada por la guerrilla en el medio de una campaña presidencial en la que estaba bastante bien posicionada, sino porque su captura fue -en parte- consecuencia de una audacia, que en su momento algunos calificaron de riesgo inútil.
Pese a que Andrés Pastrana, entonces presidente de Colombia, le había recomendado lo contrario, Ingrid se aventuró a visitar la región de San Vicente del Caguán como parte de su campaña presidencial.
Tres días antes de su secuestro se habían frustrado en el lugar las conversaciones de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla. Las FARC habían utilizado la oportunidad (la zona estaba desmilitarizada) para hacerse con el control de la región, que intentaron convertir en uno más de sus bastiones.
El secuestro de la política franco-colombiana ocurrió el 23 de febrero del 2002. Su amiga íntima y compañera de fórmula, Clara Rojas también fue capturada, luego de que el auto en el que viajaban junto a varias personas fuera interceptado por un comando de la guerrilla.
Con los años y la atención que le prestó al caso el gobierno francés, Ingrid se convertiría en la rehén más valiosa y la cara visible de un conflicto que divide a Colombia desde hace décadas.
Historia de un secuestro: cómo llegó Ingrid Betancourt a ser prisionera de las FARC
Fue capturada en medio de una campaña presidencial en la que estaba bien posicionada. Por qué su audacia le valió seis años de cautiverio.
