Tras casi cinco siglos de separación, la Iglesia Católica reabrió sus puertas a la fe anglicana. El Papa Benedicto XVI aprobó una Constitución Apostólica, próxima a publicarse, que les permite a fieles, sacerdotes y obispos anglicanos convertirse al catolicismo, conservando algunas de las particularidades de su fe, como el casamiento para los curas.
El anglicanismo surgió alrededor de 1534 en Inglaterra. El rey Enrique VIII quería divorciarse de su mujer, Catalina, ante la imposibilidad de procrear un hijo varón, pero la iglesia católica no contemplaba el divorcio. Al no poder obtener una anulación de su matrimonio de Clemente VII, Enrique restringió el poder papal en Inglaterra y formó la iglesia episcopal que, en definitiva, no mantuvo grandes diferencias dogmáticas con el catolicismo.
Los anglicanos hoy alcanzan los 77 millones de fieles, con fuerte presencia en países como Canadá y Estados Unidos. Pero desde el cisma, hubo muchos intentos de acercamiento (y algunos retrocesos) entre el anglicanismo y el catolicismo. El paso más importante se dio en el Concilio Vaticano II, y a partir del papado de Juan Pablo II se comenzó a trabajar en conjunto para la reunificación.
La Constitución Apostólica firmada ayer por Benedicto XVI permite a los anglicanos volver al catolicismo sin problemas. Los sacerdotes casados, una posibilidad que permite la iglesia episcopal, podrán seguir ejerciendo el sacerdocio y mantener el matrimonio, a través de una prelatura personal, similar a la que ostenta el Opus Dei, informó el diario La Nación. Así, las comunidades anglicanas que decidan ingresar al catolicismo, dependerán de un obispo en particular y no del que les correspondería según la división diocesal de la iglesia de Roma. Los obispos casados, por su parte, serán rebajados a la categoría de sacerdotes rasos, y los que permanezcan célibres podrán mantener su cargo.
La decisión fue anunciada en una conferencia de prensa por el cardenal William Levada, quien la caracterizó como "una respuesta razonable y necesaria a un fenómeno global y ofrece un único modelo canónico para la Iglesia universal adaptable a diversas situaciones locales", según publicó el diario español El País.
Al mismo tiempo realizaron otra rueda periodística el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, y el primado católico de Inglaterra, Vincent Nichols. Ambos emitieron una nota conjunta para celebrar que la iniciativa "pone fin a un periodo de incertidumbre para aquellos grupos que han alimentado esperanzas de nuevas vías para abrazar la unidad con la Iglesia católica".
El acercamiento se produce justo cuando la iglesia episcopal está al borde de otro cisma: los anglicanos tradicionalistas están enfrentados con los liberales, que hace poco permitieron ordenar a mujeres y homosexuales como sacerdotes, y comenzaron a bendecir los matrimonios entre parejas del mismo sexo. Según el diario El País, los sectores ortodoxos eligirán volver al catolicismo, mientras los anglicanos liberales perderán fieles, pero podrán mantener su apertura y coherencia interna.