Mientras el presidente costarricense Oscar Arias reclamaba más tiempo para evitar una guerra civil en Honduras tras admitir el fracaso de la mediación que realizó en San José, el depuesto mandatario hondureño Manuel Zelaya anunció ayer que empieza a organizar la resistencia para retornar al poder.
"A partir de ahora (...) empezamos a hacer toda la organización de la resistencia interna para mi retorno al país", dijo Zelaya en conferencia de prensa en Managua. "Yo represento al pueblo hondureño y tengo el derecho de defenderlo. Si por obtener la libertad tengo que hacer sacrificios, lo haré. No puedo dejarlos solos en este momento", agregó.
Zelaya hizo estas declaraciones unas horas después de que su delegación en las negociaciones de San José las diera por finalizadas por la negativa de los representantes del nuevo gobierno de Roberto Micheletti a aceptar la restitución de Zelaya en el poder, tal y como exigen el mediador, el presidente costarricense Oscar Arias y la comunidad internacional.
"Las propuestas que usted ha presentado resultan inaceptables (...) En particular, su propuesta número uno", dijo a Arias el canciller de Micheletti y jefe de su delegación, Carlos López, refiriéndose al planteo que exige el regreso de Zelaya.
Ante esta situación, Arias pidió 72 horas más para reconducir las negociaciones, porque de lo contrario, dijo, podría producirse un baño de sangre en el pequeño país centroamericano, donde los seguidores de Zelaya anunciaron que intensificarían las protestas.
En tanto, el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, que convocó el domingo por la noche a urgente conferencia de prensa, dijo en Washington que el organismo va a continuar presionando para que el gobierno de facto de Honduras acepte las propuestas que ha sugerido el mediador costarricense.
"Vamos a mantener y a ampliar la presión", dijo Insulza en un intento de volver a tomar protagonismo. Al respecto el Secretario ha anunciado que este lunes se celebrará una reunión extraordinaria de la Organización de Estados Americanos (OEA) para analizar la situación.
Asimismo, Insulza le envió un mensaje al régimen de Honduras diciendo que lo ocurrido “es un golpe que fracasó y tienen que reconocerlo", y pidió que las partes esperen los tres días que ha reclamado Oscar Arias. "Si Arias pide tres días más es porque cree que vale la pena hacer el intento y tengo miedo de que se renueve la violencia”, dijo.
Mientras tanto en Honduras continúan los toques de queda, que van desde la medianoche hasta la madrugada, y la población en general ya descree del diálogo. “Yo no creo que vaya a pasar nada. No creo que vaya a haber ningún acuerdo porque las posiciones son antagónicas", dijo a la agencia de noticias AFP un abogado de varios sindicatos, quien participa en las movilizaciones en favor del retorno de Zelaya.
Por su parte, los partidarios de Micheletti exhibieron ayer una estatua y un busto de Zelaya que, según las nuevas autoridades, fueron encargados por el gobernante depuesto y estaban guardados en la residencia presidencial. Los hondureños desconocían la existencia de la estatua, de tamaño natural y que presenta al mandatario con una mano alzada, como varios próceres hondureños aparecen en las efigies que les rinden tributo en el Palacio de Gobierno.
Micheletti sigue teniendo apoyo del empresariado local, aunque evitan respaldarlo en forma directa. La COHEP, el Consejo Hondureño de la Empresa Privada, que agrupa a los empresarios más importantes del país, ha pedido “que no se impongan sanciones a Honduras, ya que podrían perjudicar aun más la situación social”. Por lo bajo, muchos de sus miembros apoyan a Micheletti, y creen que no es propicio que Zelaya vuelva al poder.
El depuesto "Mel", en tanto, es apoyado por muchas organizaciones sociales, campesinos y varias agrupaciones sindicales. Asimismo, cuenta con un gran aliado en Venezuela, cuyo presidente Hugo Chávez ha dicho que promoverá también todo tipo de presiones para lograr reinstalarlo en el poder y ha pedido que Estados Unidos retire las tropas de las bases en Honduras.