Roma - El "profesor" Romano Prodi, que este miércoles presentó su renuncia como jefe de gobierno en Italia, es una figura moderada que ha topado de nuevo con el ala radical de su coalición de centro izquierda.
Prodi, de 67 años, constituyó su Ejecutivo hace nueve meses, el 17 de mayo de 2006, tras la estrecha victoria de la centro-izquierda en las elecciones legislativas del pasado 9 y 10 de abril. Ex profesor universitario de economía y política industrial, Prodi ya había llevado a la izquierda al poder el año 1996 ante su gran rival de derecha Silvio Berlusconi.
Pero tras haber saneado espectacularmente las cuentas del Estado gracias a una gestión rigurosa, su gobierno cayó en octubre de 1998 a causa de los comunistas. Dolido por este golpe, Prodi aceptó dirigir la Comisión Europea en Bruselas. Hasta que, en el año 2006, la izquierda le volvió a solicitar para tomar su revancha sobre Berlusconi.
Durante su campaña electoral, insistió en el estado de las finanzas públicas, la lucha contra la evasión fiscal y el retorno de la moral al poder, en un país convertido según él en "un autoservicio" gangrenado por los intereses particulares.
Al mismo tiempo, se mostró ambicioso por devolver a Italia a un papel motor en la política europea. Sus dificultades empezaron antes de la proclamación de los resultados de las legislativas, inciertos hasta el final y cuestionados por Berlusconi.
Rápidamente, se encontró con las contradictorias exigencias de los pequeños partidos de su coalición: verdes y comunistas partidarios de una mayor distancia de Estados Unidos, radicales hostiles a un gobierno de conciliación con la iglesia católica y centristas opuestos a las reformas de sociedad.
Católico practicante, casado, padre de dos niños y abuelo, está acostumbrado a estas misiones dolorosas y delicadas. El año 1982, este ex alumno de la London School of Economics se vio a cargo los destinos del Instituto para la Reconstrucción Industrial (IRI), el grupo de empresas públicas clave en Italia.
A la cabeza del mastodonte (450 sociedades, 400.000 empleados), acuciado por las deudas, el economista aceleró las privatizaciones y enderezó los números. Su entrada en la vida política se produjo una década más tarde, pasados los 50 años, en medio del gigantesco escándalo de comisiones que supuso la operación judicial "Manos Limpias".
Aprovechando su independencia respecto a los ex partidos apartados por sospechas de corrupción, Prodi consiguió dar una imagen seria y creible en la coalición de centro-izquierda, con un primer Ejecutivo en torno suyo el año 1996, que enviaba a Berlusconi a la oposición. Algo que ahora tampoco ha podido conservar, a pesar de sus cualidades como mediador, como consecuencia de una coalición demasiado heterogénea.