Sin lugar a dudas la noche de ayer fue un trago amargo para los demócratas, y en especial para el presidente Obama. Aunque entre todos los perdedores el público ha identificado a Nancy Pelosi como la principal derrotada. La líder demócrata y Presidenta de la Cámara de los Representantes deberá dejar su importante cargo a un republicano.
El descontento general movilizó a los conservadores y paralizó a los asiduos seguidores de Obama, especialmente los hispanos y los de origen africano, que pareciera esta vuelta habrían decidido esperar el resultado en sus casas. Algo similar ha sucedido con los jóvenes, ya que su participación en las urnas –según los primeros análisis-, ha bajado tremendamente en esta elección.
El voto independiente, que suele asociarse a alguna de las corrientes a último momento, optó por beneficiar a los republicanos. Posiblemente el movimiento conservador del “Tea Party”, la falta de empleo, los problemas financieros, y las bajas perspectivas en general con la gestión demócrata, forzaron al denominado “voto castigo”. Y esto se veía claramente en las encuestas que se realizaban ayer a la salida de los comicios. Seis de cada diez votantes expresaban desánimo, en especial con la Casa Blanca y contra el Congreso, dominado por los demócratas.
Desde 1948 que no había un cambio de manos tan violento en la Cámara baja, que como sabemos se renovaba en su totalidad en esta elección. Los republicanos movieron el tablero y lograron que los demócratas pasen de 257 bancas (mayoría en el total de 435 representantes) a sólo 192. En el Senado, que renovaba un tercio de sus integrantes, aún los demócratas lograron defender posición (quedaría 51 demócratas versus 47 republicanos).
Pero un dato interesante aparte del Congreso es cómo los republicanos se han quedado con 10 gobernaciones en distintos Estados –algunos inclusive que fueron claves para la victoria presidencial hace dos años-. Quedaron en manos republicanas: Pennsylvania, Ohio, Michigan, Wisconsin, Iowa, Tennessee, Kansas, Oklahoma, Nuevo México y Wyoming.
Se podría definir esta elección como el “grito de la ansiedad”. Está claro que las complejas perspectivas económicas y los tiempos que ha marcado Obama no agradan como antes a la mayoría norteamericana. Se nota que tampoco ya atraen sus discursos. Muchos analistas se preguntan qué podrá hacer Obama para revertir esta tendencia y si podrá el hombre que tantos cambios prometió, poder presentarse a una reelección en el 2012. Un desafío enorme por cierto, ya que el Tea Party ha anunciado que su objetivo final es “echar” a Obama de la Casa Blanca, votos mediante.
(*) Especial para Perfil.com.