Pese a la negativa de Michel Temer a renunciar, la base aliada del gobierno considera que la continuidad del presidente es insostenible y negocia una salida para reemplazarlo por un candidato de consenso a través de elecciones indirectas. Sectores mayoritarios del PSDB, el PMDB y el DEM planean bloquear cualquier iniciativa de comicios directos y barajan posibles nombres para el relevo de Temer por vía parlamentaria. Desde el viernes suena con fuerza el actual ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, principal artífice de las reformas económicas que se ven jaqueadas por la crisis política.
La coalición gubernamental cree que la caída de Temer es casi un hecho y pretende que resulte lo menos traumática posible. El caos institucional pondría en riesgo la incipiente recuperación de la economía y frenaría proyectos claves como el congelamiento del gasto por veinte años y las reformas laboral y previsional. Nadie desea que el gobierno muera por desangrado lento. Por eso la decisión de Temer de “atrincherarse” en el cargo y dar batalla judicial complica las cosas.
El PSDB, principal aliado del gobierno, cumple un papel crucial. Cuando se filtró la grabación que incrimina a Temer, se temió una desbandada tucana en el gabinete, pero finalmente primó la cautela para evitar una implosión de la coalición. No obstante, el presidente interino del PSDB, el senador Tasso Jereissati, advirtió que no existe un “apoyo incondicional” al mandatario y que, pese a que su partido no tomará ninguna “medida precipitada”, considera que “el momento es grave” y se mantiene expectante frente a la evolución judicial del caso.
Mientras la cúpula del PSDB da pasos de bailarina para evitar una salida caótica, las bases del partido presionan para que rompa con el gobierno. El diario Estado de S. Paulo publicó ayer que las direcciones estaduales del PSDB en todo el país se están reuniendo para debatir la situación, y algunas de ellas ya se pronunciaron a favor de dejar la coalición oficialista.
Para la dirigencia tucana, lo ideal sería que Temer renunciara a más tardar la semana próxima, lo que descomprimiría la presión popular y facilitaría una transición más rápida. Sin embargo, el mandatario dio muestras de que no piensa dar un paso al costado y se rodea de asesores que tienen intereses personales en permanecer en el poder, como los ministros Eliseu Padilha y Moreira Franco, complicados en el Lava Jato.
Según el diario O Globo, ante la negativa de Temer a renunciar, el PSDB apostaría al proceso judicial en curso en el Tribunal Superior Electoral (TSE) como el camino más viable para correrlo del cargo. El TSE investiga si la fórmula Rousseff-Temer recibió financiamiento ilegal en la campaña presidencial de 2014. El juicio se reanudará el 6 de junio. La idea de la cúpula tucana sería “sensibilizar” a los jueces para que resuelvan rápido y eviten un tránsito “doloroso”.
Si el TSE decidiera apartar al mandatario, asumiría un presidente interino –Rodrigo Maia, presidente de Diputados– que debería convocar a elecciones indirectas en treinta días. Meirelles figura primero en las apuestas sobre los candidatos. No está implicado en causas por corrupción, es el candidato de los mercados y tiene llegada a todo el espectro político. Incluso a Lula da Silva, bajo cuyo gobierno presidió el Banco Central. En plena crisis política, la elección de Meirelles sería una clara señal de continuidad en el rumbo económico.