INTERNACIONAL
DOS PAÍSES

La grieta que divide a la sociedad brasileña es cada vez más profunda

Se multiplican en la sociedad civil las iniciativas para poner fin al mandato de Jair Bolsonaro, a quien sus seguidores lo incitan a gobernar solo con los militares.

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Héroe. El ministro de Educación, Abraham Weintraub, y su tuit burlándose de China. | cedoc / twitter

Abraham Weintraub es, para no pocos observadores, probablemente el peor ministro de Educación que haya tenido alguna vez Brasil. Impulsó drásticos recortes en las universidades federales, propuso que, en las escuelas, los profesores fueran filmados para evitar que divulguen contenidos inapropiados, hizo chistes racistas sobre China, cuyas compras de soja son vitales para el país, ofendió al presidente francés, Emmanuel Macron, y en una reunión de gabinete le pidió al presidente Jair Bolsonaro que “metiera presos” a los jueces de la Corte Suprema por cuestionar sus decretos. Para no hablar de los mensajes públicos que divulgó con gruesos errores gramaticales y ortográficos. 

Ese mismo ministro fue llevado en andas y vivado ayer por manifestantes bolsonaristas que lo esperaron a la salida de la sede de la Policía Federal, en Brasilia, donde debió explicar un mensaje en sus redes sociales en el que sugirió que China se benefició con la pandemia. 

En forma paralela, miles y miles de personas de la sociedad civil se movilizan para pedir la salida del presidente, la prensa enumera una a una sus mentiras o sus declaraciones extemporáneas, o su desafío a todas las medidas necesarias para controlar el coronavirus, que hace estragos en el país y lo ha convertido en el tercero en el mundo en cantidad de muertes. ¿Tan profunda es la grieta de Brasil? ¿Hay dos Brasiles?

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Sin dudas. Para el analista Joao Almeida, que como portugués radicado en el país mira con algo de distancia su realidad, no hay dudas de que existen dos Brasiles, “el de los alucinados y el de los sanos”, que se oponen al presidente y que, según las encuestas, son ya el 70% de la población.

Precisamente #Somos70porcento es el nombre de una de las iniciativas de la sociedad civil, lanzada como una etiqueta en las redes sociales por el economista y escritor Eduardo Moreira, que recogió miles de adhesiones. 

“Es curioso que nosotros, el 70% que rechazamos este gobierno antidemocrático, nos sintamos como si fuéramos la minoría y le demos tanto peso a la minoría del 30%”, explicó Moreira.

Para Almeida, una de las explicaciones para esa sensación es la cohesión monolítica que muestran los bolsonaristas, frente a la gran variedad de orígenes y objetivos de quienes constituyen la oposición. 

“Solo para tener una idea: entre ese 70% están Lula da Silva y el ex ministro Sérgio Moro, el mismo que lo mandó a prisión”, explica. 

Militares y civiles. Mientras los seguidores de Jair Bolsonaro piden una “intervención militar” e insultan a la prensa, la Corte Suprema y el Congreso, con los que el presidente brasileño está duramente enfrentado, se multiplican las iniciativas de la sociedad civil “en defensa de la democracia”. 

La polarización se da además en un clima enrarecido por las críticas de Bolsonaro contra los gobernadores que defienden medidas de cuarentena para enfrentar la pandemia de coronavirus, que ya dejó más de 32 mil muertos en el país.

Esta profusión de peticiones se produce en un marco de manifestaciones “antifascistas”, convocadas por grupos de hinchas de los principales clubes de Brasil.

Entre los firmantes de las solicitadas figuran personalidades de un abanico político que va de la centroderecha a la izquierda, así como artistas, periodistas, juristas, científicos y especialistas de todas las áreas.

Además del #Somos70porcento, el sábado pasado se lanzó el Movimiento Estamos Juntos, con un manifiesto “en busca de un bien común”, que ya recogió más de 276 mil firmas. Lo suscribieron, entre otros, el ex presidente Fernando Henrique Cardoso, Caetano Veloso, Paulo Coelho y el ex candidato presidencial Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores de Lula.

Dicen representar “a la mayoría de los brasileños que apoya la independencia de los poderes” y exigen una respuesta de los dirigentes políticos “ante la devastadora crisis sanitaria, política y económica que atraviesa el país”.

El gran ausente de esta iniciativa es Lula da Silva. El ex presidente dijo que no puede apoyarla porque no incluye críticas a la política neoliberal del ministro de Economía Paulo Guedes, ni a la reforma laboral que impulsó el gobierno de Bolsonaro, muy criticada por los sindicatos.

Almeida sostiene, además, que Lula no quiere compartir un espacio con Fernando Henrique Cardoso, que apoyó el impeachment a Dilma Rousseff, ni con el ex juez Moro, que lo condenó por corrupción. Y sus críticos sostienen que el ex mandatario no quiere participar de una iniciativa que no lidera.