INTERNACIONAL

La maldición del clan Kennedy, a 50 años del asesinato de JFK

La dinastía política más famosa de los Estados Unidos conoció la tragedia más allá del caso del expresidente. Galería de fotos

Dallas, famoso escenario de los disparos contra la caravana que trasladaba a Kennedy junto a su esposa.
| AFP

Bellos, ricos y adorados, los miembros de la familia Kennedy -entre ellos un presidente, un fiscal general, tres embajadores y varios congresistas- han padecido hasta ahora 70 años de infortunio, marcados por una serie de pérdidas por accidentes, suicidios y asesinatos.

Al cumplirse este 22 de noviembre exactamente 50 años del asesinato del presidente John Fitzgerald Kennedy, en Dallas, un halo irresistible de drama y simpatía todavía se cierne en torno a esta familia de origen irlandés.

"Hay que remontarse a la Grecia antigua, a los Atreides, a figuras legendarias como Agamenón, Clitemnestra, Orestes y Electra, para encontrar una familia sometida a semejante serie de calamidades", escribió Edward Klein en su libro "La Maldición de los Kennedy".

¿Existe de verdad la “maldición” Kennedy? Cada vez que un periodista estadounidense usa esta fórmula recibe una avalancha de críticas de parte de quienes afirman que, en una familia tan numerosa como los Kennedy, es normal que haya muchas tragedias. Otros dicen que no es posible hablar de “maldición” cuando la matriarca del clan, Rose Elizabeth Fitzgerald -madre de JFK- vivió hasta los 105 años.

"No todas las familias tienen tres senadores, un presidente, dos candidatos" a la Presidencia, estimó Larry Sabato, politólogo de la Universidad de Virginia. "La teoría de la maldición es muy popular porque nos hemos enfocado mucho en esta familia. Conocemos a cada uno de sus miembros", afirmó.

Muchos creen que la verdadera desdicha de los Kennedy procede de la ambición del patriarca, Joseph P. Kennedy, que inculcó a sus hijos, y a través de ellos a sus nietos, una desmedida sed de fama y poder, sexo y dinero.

"De pequeños, a todos nos educaban para ser presidentes", recordó Christopher Kennedy. El sobrino de JFK, quien sucumbió a la presión familiar y se entregó al alcohol y la cocaína, afirmó: "Había sobre nosotros una presión constante: todos esperaban grandes cosas de nuestra generación".

El asesinato de JFK fue, sin duda, el núcleo de la pesadilla familiar, pero no fue el comienzo. De sus nueve hijos, dos fueron asesinados, dos murieron jóvenes en accidentes de avión y Rose padeció toda su vida trastornos mentales en una institución después de que se le practicara una lobotomía.

La primera de las tragedias familiares fue protagonizada por uno de sus hijos, Joseph Kennedy Jr., quien falleció en agosto de 1944, a los 29 años, tras la explosión del bombardero B-24 con el que volaba sobre Inglaterra durante la Segunda Guerra Mundial. Fue una gran tragedia familiar y política, porque Joseph Jr. era a quien el patriarca familiar había elegido como un posible futuro presidente.

En mayo de 1948, sobrevino una segunda desgracia: otra de las hijas de Joseph Kennedy, Kathleen, de 28 años, murió en otro accidente de aviación mientras volaba sobre Francia. Se había casado en 1944 con el noble William Cavendish, marqués de Hartington, de quien enviudó apenas cuatro meses después, durante maniobras militares de la Segunda Guerra Mundial.

El 6 de junio de 1968 la historia se repitió en la persona del senador Robert “Bobby” Kennedy, a punto de proclamarse candidato presidencial del Partido Demócrata tras ganar las primarias de California, cuando fue tiroteado por el palestino Sirhan Bishara Sirhan en uno de los salones del Hotel Ambassador, de Los Ángeles. Tenía 42 años.

Al enterarse de la muerte de Robert, la viuda de JFK se paralizó y exclamó: "Si están matando a los Kennedy, mis hijos son los próximos... Quiero irme de este país". "¿Acaso ha caído una horrenda maldición sobre todos los Kennedy?", se preguntó Ted Kennedy en un discurso el 25 de julio de 1969, poco más de un año después del asesinato de su hermano Bobby.

El senador Edward “Ted” Kennedy fue el único de los cuatro hermanos varones en escapar a una muerte trágica, pero su vida estuvo lejos de ser apacible. El 19 de junio de 1964, el avión en el que viajaba cayó a tierra muriendo uno de sus ayudantes y el piloto. Cinco años más tarde, protagonizó un accidente automovilístico en el que su auto se precipitó por un puente en Massachusetts. Escapó con vida, pero falleció su secretaria, Mary Jo Kopechne.

Dos de los once hijos de “Bobby” se vieron envueltos en sucesos trágicos. Michael, definido como el más agresivo del clan, murió a los 39 años al chocar contra un árbol mientras esquiaba en Aspen, el 31 de diciembre de 1997, ante la mirada horrorizada de sus propios hijos. Su hermano, David, falleció el 25 de abril de 1984, a los 28 años, por una sobredosis de cocaína y analgésicos en un hotel de Palm Beach, Florida.

La tragedia más traumática llegó el 16 de julio de 1999, cuando John F. Kennedy Jr., el hijo de JFK, murió a los 38 años al perder control de la avioneta que pilotaba camino a la exclusiva isla de Martha's Vineyard (Massachusetts). En el accidente perecieron también su esposa Carolyn y su cuñada, Laureen Bessette.

El 16 de septiembre de 2011, Kara Kennedy Allen, de 51 años, hija de “Ted” Kennedy, murió inesperadamente de un ataque al corazón, justo después de entrenar en un gimnasio. Ocho meses después, Mary Richardson-Kennedy, esposa de Robert Kennnedy Jr. y nuera del asesinado Bobby, se suicidó ahorcándose en el garage de su casa tras un largo tiempo de depresión.

Mary, la última Kennedy “víctima” del destino, tenía 51 años de edad y padecía alcoholismo y drogadicción. Al parecer, no pudo soportar “el dolor y la soledad” desde que el padre de sus cuatro hijos súbitamente la dejara por otra. La “maldición” volvía a golpear a la puerta de los Kennedy.

(*) Especial para Perfil.com.

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