El neoyorquino Christopher O'Neill tiene el mérito de haber devuelto la felicidad a hija menor de los Reyes de Suecia y hoy se convierte en su esposo. Ella, la princesa Madeleine, se quitará de una vez por todas el estigma de princesa despechada que se ganó hace dos años, cuando canceló su boda con un abogado que la había engañado. Un auténtico culebrón con final feliz.
Considerada una de las princesas más bellas, Madeleine -de 30 años- nació en cuna de oro, en una monarquía moderna y muy abierta, que afrontó con seriedad la anorexia de su hermana mayor y permite que su hermano conviva con una exbailarina de strip-tease. Todo un escándalo para Europa, excepto para liberal sociedad sueca.
Este sábado, una veintena de príncipes y princesas del mundo se reunirá en Estocolmo para celebrar este gran casamiento. Entre ellos estarán la princesa Charlene de Mónaco, Sofía de Inglaterra, Mette-Marit de Noruega, Estefanía de Luxemburgo y Mary de Dinamarca, que seguramente serán el centro de la atención por sus vestidos y joyas.
Junto a ellos, unos 600 invitados, entre los que se cuenta al millonario colombiano Alejandro Santo Domingo, el director general de la cadena de tiendas de ropa H&M, Karl-Johan Persson, la cantante sueca Marie Frediksson, del dúo "Roxette", el golfista Jesper Parnevik, la cantante de Roxette Marie Fredriksson, el diseñador Karl Lagerfeld y el actor de Broadway Peter Joback.
Aunque reunirá los ingredientes imprescindibles de cualquier boda real, la ceremonia será mucho menos fastuosa que la de la princesa Victoria, que se casó en 2010 con su entrenador físico Daniel Westling. Se desarrollará en la intimidad de la capilla del Palacio Real de Estocolmo, en la vieja isla de Gamla Stan, y la princesa usará un vestido del diseñador italiano Valentino.
Al finalizar la ceremonia, la pareja de recién casados dará un paseo por algunas calles del centro histórico de Estocolmo para saludar a los ciudadanos reunidos mientras se dispararán veintiuna salvas desde las cercanas instalaciones militares de Skeppsholmen.
Desde el islote de Riddarholmen los novios navegarán en una barcaza hasta el lugar donde se celebrará la cena nupcial. Se trata del Palacio de Drottningholm, una de las residencias reales más hermosas de Europa y primer monumento sueco declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Según la revista sueca "Kungliga Magasinet", el casamiento no será una gran ceremonia como la de la princesa Victoria, en 2010, porque Madeleine no es la heredera al trono y porque se trata de una "boda privada" en la que todos los gastos corren a cargo del rey Carlos Gustavo.
Madeleine, duquesa de Hälsingland y Gästrikland, es la más joven de los tres hijos del rey Carlos XVI Gustavo y la reina Silvia y la cuarta en línea al trono. Se hizo famosa como la "princesa fiestera" de Suecia, cuando era vista con frecuencia en exclusivos clubes nocturnos de Estocolmo. Catarina Hurtig, periodista especialista de la realeza, dice que los lectores la llamaban para que sugiriera al rey que debía encarrilar a Madeleine.
Pero su vida no siempre fue un cuento de hadas. En el 2010, Madeleine huyó a Nueva York luego de romper su primer compromiso con el abogado sueco Jonas Bergström mientras la prensa ventilaba las infidelidades del novio. El noviazgo había durado ocho años.
La ruptura fue una vergüenza para la princesa, según la reportera Jenny Alexandersson, del diario sueco Aftonbladet, quien afirma que todo fue "realmente difícil" para Madeleine. "Estaba muy triste, y creo que se sintió humillada", dijo Alexandersson. "Espero que esta vez sea un gran amor. Se ven muy felices juntos; cruzo los dedos por ellos".
Desde entonces, la princesa vivió en Nueva York, donde trabaja en la organización no lucrativa World Childhood Foundation, fundada por su madre. Allí, hace dos años, conoció a Christopher O'Neill, quien ahora tiene 38 años, y que trabaja como socio y director de investigación en Noster Capital.
"Compartíamos el mismo humor y nos divertíamos mucho juntos. Chris me abrió mi corazón, es mi alma gemela", dijo la princesa en una entrevista el día en que se anunció el compromiso, el 25 de octubre del año pasado. El rey Carlos Gustavo, que se mostró muy reacio a aceptar a su primer yerno, recibió con los brazos abiertos a Christopher, y aseguró estar contento al ver que su hija "encontró el amor y alguien con quien construir un futuro".
El futuro yerno de los reyes suecos nació en Londres, hijo del inversor bancario británico Paul O'Neill y de la austríaca Eva Maria Walter, quien ya se había casado dos veces más antes. Creció en la capital británica, estudió en un internado en St. Gallen (Suiza), y pasó temporadas en Austria y en Alemania.
Además estudió relaciones internacionales en la Universidad de Boston y completó un máster de administración de empresas en la Escuela de Negocios de Columbia en Nueva York. Un currículum realmente elogiable, si se lo compara con el de Daniel Westling, el esposo de la princesa Victoria, que era personal trainner y dueño de un gimnasio, o de la novia del príncipe Carlos Felipe, bailarina de clubes nocturnos y modelo de ropa íntima.
(*) Especial para Perfil.com