La escultura hubiera pasado desapercibida si no fuera por su realismo extremo, logrado con materiales como sílice, fibra de vidrio y acero inoxidable. Se denomina “ángel caído” y representa, con un realismo casi perturbador, la caída en desgracia de un ángel expulsado del cielo.
Los creadores prefirieron no definir el significado de la obra, dejándolo abierto a la imaginación, explicando que el ángel se encuentra "Tal vez durmiendo, tal vez muerto, pero sin duda inmóvil y congelado".
Según informa el diario "The People's Daily Online", los artistas se hicieron conocidos en el pasado por haber utilizado materiales considerados polémicos en sus obras artísticas, tales como grasa corporal, animales vivos y hasta cadáveres de bebés. La intención con el uso de estos materiales, es generar reflexión en torno a cuestiones como la percepción, la muerte o la condición humana.
La obra en cuestión, representa a un ángel caído del cielo, que los artistas reproducen como una anciana con vestido blanco, situada boca abajo contra el suelo, de cuya espalda se extienden dos extremidades con forma de alas, con pocas plumas.
La obra invita a la controversia, ya que toca un tema de gran importancia para el cristianismo: la de los ángeles caídos, que son los que fueron expulsados del cielo por desobedecer o rebelarse contra los mandatos de Dios. Se considera "ángeles caídos" a Grigori, Lucifer, Lilith, Mefistófeles, Semyazza y Belial.
Los artistas, Sun Yuan y Peng Yu, intentaron plasmar con su obra el descenso del cielo a la tierra de un ser superior: "El ser sobrenatural, ahora no es más que una criatura impotente, no puede llevar a cabo ninguna voluntad suprema ni ayudar a los que creen en su existencia".
Los artistas ya han sido noticia hace algunos años atrás por otra de sus obras, que representaba a varios ancianos en sillas de ruedas que sospechosamente se parecían a diversos líderes mundiales y que se chocaban entre ellos.