Los reyes Guillermo Alejandro y Máxima de Holanda se reunieron con unos 1.000 familiares de los 193 holandeses fallecidos en el derribo del vuelo MH17 de Malaysia Airlines en el este de Ucrania. Una tragedia que dejó "una profunda herida en nuestra sociedad", según palabras del monarca, quien dijo que comparte la frustración nacional por el destino de los cuerpos de quienes murieron.
"Mucha gente nos ha dicho: sólo queremos dar una adecuada despedida a nuestros seres queridos", explicó el rey después de entrevistarse con las familias. "Entendemos su frustración y su pena y compartimos su deseo de que haya claridad sobre las causas del desastre", agregó el rey en un discurso televisivo en la primera vez que se dirigía a la nación después de la tragedia. "Este espantoso desastre dejó una profunda herida en nuestra sociedad", añadió.
Los familiares y allegados de los muertos se sienten muy molestos por la forma en la que se gestionó el siniestro y el tratamiento que recibieron los cadáveres, que fueron apilados en un tren. Al tratarse de una zona ucraniana controlada por los rebeldes, hubo una falta de seguridad en el lugar de la tragedia con rumores de supuestos pillajes.
El primer ministro holandés, Mark Rutte acompañó a los reyes en sus visitas a las familias. "Todos los holandeses sienten molestia y expresan su profundo dolor", informó a AFP. El hecho de tratarse de un país con tan sólo 16 millones de personas dio a la catástrofe un aspecto personal, algo que llegó a tocar a todos los ciudadanos.
Después de días de investigaciones, se sigue sospechando que el avión de Malaysia Airlines fue derribado por un misil disparado por los rebeldes prorrusos. Rutte ha pedido en varias ocasiones al presidente ruso, Vladimir Putin, que ayude a recuperar los cuerpos y las cajas negras. "Queremos el retorno de nuestra gente", reclamó el ministro holandés al Parlamento el lunes pasado.