El presidente Evo Morales busca este domingo 20 de octubre su cuarto mandato al frente de Bolivia, en las elecciones más reñidas desde que llegó al poder en 2006. Si bien lidera todas las encuestas, el gran interrogante es si logrará vencer en primera vuelta o se medirá en un ballottage con el ex mandatario Carlos Mesa, segundo en los sondeos.
Morales apuesta a la victoria amparado en el crecimiento económico que logró Bolivia durante su gestión. El país parece un oasis en la región, al menos desde el punto de vista macroeconómico. Según previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), crecerá un 4% en 2019, situándose muy por encima de la media de la región, que apenas alcanza el 1,4%. La inflación acumulada en el primer semestre del año alcanza el 0,81% y el desempleo el 4,24%.
“La batalla política y electoral es la más compleja y difícil para Evo. No me queda duda de que va a ganar, pero no será con la magnitud de otras veces”, afirmó a PERFIL Hugo Moldiz, ex ministro de Gobierno de Morales.
Con el objetivo de superar el 40% de los votos y sacar diez puntos de ventaja sobre su rival, Morales utilizó el caso de la crisis argentina para movilizar a su electorado. “Votar por la derecha es votar para que vuelva el Fondo Monetario Internacional. Donde ha retornado el FMI, como en Argentina, ha crecido la pobreza y desigualdad”, advirtió en el tramo final de la campaña.
Morales agita el fantasma del regreso de la derecha e invita al electorado a mirarse en el espejo de Argentina y Ecuador. La cara opuesta de la moneda es la estrategia de la oposición, que, como en otros países, augura que Bolivia puede devenir una autocracia si vence Morales, extendiendo su mandato a 19 años ininterrumpidos. Allí, los cantos de sirena repiten “Venezuela”.
Pero la estrategia del líder del Movimiento al Socialismo (MAS) no deja de sorprender. “Argentina se ha convertido en una referencia negativa para los bolivianos”, asegura Moldiz. “La inmensa mayoría quiere estabilidad. La gente ve lo que ocurre en Argentina con mucho temor”, agrega.
Sin embargo, no todas son rosas en el camino del presidente hacia la re-re-reelección. Desgastado por tres mandatos en el poder, enfrentó hace dos meses las críticas de medioambientalistas y la oposición por los incendios en el Amazonas. “Los incendios han sido bien usados por la oposición para construir una imagen de Evo que no explica la realidad: una imagen del presidente más depredador del país”, afirma Moldiz, quien trabajó en la campaña del referéndum de 2016, donde triunfó el “No” a la reelección presidencial indefinida. Un año después de aquella consulta popular el Tribunal Constitucional habilitó a Morales a postularse nuevamente, en un fallo duramente cuestionada por sus rivales.
Guarismos. Según una encuesta de Ipsos, el presidente cosecharía el 40% de los votos, frente a un 22% de Mesa, arañando la victoria en primera vuelta. Otros sondeos, en cambio, vaticinan una mayor paridad. Datos de la Universidad Nacional de San Andrés, indican que Morales tiene una intención del 32,3%, frente a un 27% del candidato de Comunidad Ciudadana. En ese caso, habría una segunda vuelta y sería incierto el resultado final. La victoria más abultada de Evo fue en 2009, cuando cosechó el 64% de los sufragios.
La oposición denunció en las últimas horas que el mandatario inauguró obras durante la veda electoral y que sus funcionarios regalaron cocinas y garrafas. Morales no respondió las acusaciones e instó a votar: “Hacemos un llamado a nuestro pueblo a participar pacífica y activamente de las elecciones”.
Más de 7 millones de bolivianos, entre ellos 341 mil residentes en el extranjero, irán hoy a las urnas, en las elecciones más inciertas de los últimos años.
Mesa teme que haya fraude
Carlos Mesa, el rival político de Evo Morales que pone en riesgo la continuidad del presidente izquierdista en el poder, teme un fraude electoral en las elecciones generales de este domingo en Bolivia, porque –asegura– el partido oficial controla “todos los órganos del Estado”.
Mesa, periodista y ex presidente de Bolivia, respondió un cuestionario por escrito a la AFP, donde dijo que, si gana la presidencia, se comprometerá a “una desideologización de las relaciones con Estados Unidos”, a “retomar el cauce democrático e iniciar un cambio en el rumbo que ha seguido el país”.
“Tenemos un partido que controla a todos los órganos del Estado incluyendo el electoral, pero que además, no tiene entre sus principios el respeto a las reglas de la democracia; y un Tribunal Electoral que ha mostrado una clara parcialidad hacia la candidatura del MAS”, aseveró Mesa. “Es muy probable que se intente afectar el resultado de la votación, especialmente en áreas rurales y en algunas ciudades del exterior”, agregó el candidato opositor.