Con su reciente triunfo electoral, Benjamin Netanyahu logró su objetivo: redefinir sus alianzas y lograr un gobierno más homogéneo y con mayor apoyo. Pero, para que su victoria sea total, el líder del Likud tendrá que recomponer las relaciones con los Estados Unidos, dañadas en la reciente campaña electoral. Con ese objetivo, se desdijo ayer sobre su negativa a la creación de un Estado palestino. Y evitó referirse al programa nuclear de Irán, la otra piedra en el zapato en las relaciones con la Casa Blanca.
El premier israelí lanzó una gran ofensiva para mejorar las dañadas relaciones con el presidente Barack Obama, tras la polémica desatada por sus declaraciones sobre el conflicto de Medio Oriente. Preocupado por la advertencia del gobierno norteamericano de cambiar su postura en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, donde con su poder de veto bloqueó el reconocimiento a un Estado palestino, Netanyahu se manifestó a favor de “una solución con dos Estados, pacífica y duradera”. “Pero para eso hace falta que las condiciones cambien”, advirtió el líder israelí.
Relato. ¿Cuál es el verdadero Bibi? ¿El que apela a la intransigencia durante la campaña electoral o aquel que dice estar a favor de negociar con la Autoridad Palestina? Si bien aún resta saber si cumplirá con su promesa electoral, los analistas auguran un mandato aún más radical en política exterior. “Va a hacer todo lo posible para cerrar todo avance en el proceso de paz con los palestinos y mantendrá su posición intransigente con respecto a Irán”, adelantó a PERFIL Alberto Spektorowsky, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Tel Aviv.
Raanan Rein, vicepresidente de la misma casa de estudios, comparte el mismo diagnóstico. “Tendrá poco margen de maniobra para reiniciar el diálogo con los palestinos. Netanyahu tiene su ideología. Está claro que no está dispuesto a ceder la mayoría de Cisjordania o retirar las fuerzas israelíes de esa zona”, explicó el profesor de Historia.
El gran temor que se instaló ahora en la dirigencia israelí es perder el apoyo diplomático de los Estados Unidos. “Esa es una preocupación de muchos en Israel. Sin duda, la relación personal entre los dos presidentes empeoró considerablemente en las últimas semanas. Sin embargo, las relaciones bilaterales entre ambos países siguen siendo sólidas”, remarcó Yoav Tenembaum, profesor del Programa de Diplomacia de la Universidad de Tel Aviv. Para el académico argentino, ese vínculo está basado “en intereses y valores en común.
“Las decisiones tomadas por Estados Unidos en las Naciones Unidas estaban basadas en esta idea de una solución de dos Estados. Ahora que nuestro aliado (Israel) ha dicho que ya no está comprometido con esa vía, eso significa que necesitamos revaluar nuestra posición”, advirtió John Earnest, vocero de Obama.
Tras el inusual reto de la Casa Blanca, “Bibi” formará en las próximas semanas alianzas con otros partidos de la derecha y extrema derecha israelí para seguir en el poder. Para saber cuál será su política exterior, será clave los socios que escoja para acompañarlo en el nuevo gabinete.