Bush lo armó. Obama lo mató. Ahora, a correr. Mil cobras agitadas rumbean ya hacia los dos occidentes para anidar, urdir y activar letal ojo por ojo. Infierno anunciado, que de quererlo el Poder, se habría evitado. Pero no. Les dió por poner el palito en la escotilla del serpentario. Al dictador Sadam Hussein le aplicaron operativo "manos limpias": chivato, paradero, rodeo, rayos infrarrojos y cueva, hasta alzarlo como cuis del pozo de un ranchito. Luego, dos años de teatro, un juicio y a la horca. Al bárbaro Bin se lo necesitaba calladito. Sin opción. Y por eso Obama mató a Osama.
Sus motivos tendrá. La respuesta puede ennegrecer el cielo. Las cobras no dialogan. Al Obama presidente esta "victoria" le asegura el voto del colectivo local. Pero al Obama líder que prometía una historia de refresco al mundo, le preanuncia un tobogán. Ya no es "distinto" como lo fue hasta el sábado. De portar curriculum pasó a tener prontuario. Y marca top en el Guiness de las paradojas: ser primer Nobel de la Paz en ordenar un crimen puntual y ser también su copartícipe real y virtual. Ahora Barak Obama está desnudo. Se acabó el tal plácido pastor de la ley. Hay soterrado emperador. Y prolijo cazador de otro mamífero superior. Replicó la Gran Bush. Dispuso que las cámaras de los cascos de los soldados le trajeran nítido el rodeo, asalto y muerte de Osama Bin Laden. Tan normal y épico lo sintió que aun celosa que siempre es de sus intimidades, la Casa Blanca no tuvo empacho en repartir hasta siete imágenes del grupo de cowboys al acecho de la víctima. De existir Corte de la Haya en serio también sus ojos deberían ser citados. Pero no hay riesgo. La tan mentada Corte es de Segunda "B". Tres asesinos de mega lesa humanidad como Bush, Blair y Aznar se mueven tan libres por el mapamundi como cuando con el timo de las armas químicas lanzaron desde las Azores la orden de machacar Bagdad.
El Imperio impera (no es nada más que ésto). Uno lo sabe y se lo aguanta "porque nunca están dadas las condiciones" para que el débil frene al fuerte. A los pueblos del desierto les pasa hoy lo que a los indios con Inglaterra, a los polacos con Rusia o a los americanos con España. Lo que rebela en estos días de alta comunicación mundial es que los tahures mayores del planeta insistan en que deshacen lo que deshacen no por petróleo y litio sino para salvarnos del mal, el fanatismo y el terror. "El mundo ahora es más seguro" recita engolado el pastor de la Casa Blanca. Nos trata como estúpidos de un modo natural, social, internacional. Nos trata según libreto imperial. Minutos antes de hablarnos, "disparaba" a placer su ametralladora contra la azotea de la casa de los Bin Laden. Acción comando en la que Hillary Clinton aparece con copia del GPS de la guarida de Osama al alcance de la mano y el mega halcón Robert Gates a su izquierda. No la están mirando por tevé. La están "haciendo" en la tevé. Son productores de alto rango. Y ángeles guardianes del primer (y único) país en tirar bombas atómicas a otro país, incendiar con napalm otro país, arrasar con bombas racimos otro país. Y el país que mantiene más soldados estacionados en más países del mundo.
O es ésto, o es que de verdad pasa lo que el domingo noche advirtió el tuitero Hans Ruhr: "Beatifican a un Papa, se casan unos Príncipes, terminan una Guerra Santa...Sólo falta que descubran América y estamos en el siglo XV". Al menos a mí, éste me resulta un análisis más convincente que el fantasioso y ténebre discurso de Obama y el resto agregado al guión imperial: Exteriores. Alta mar. Portaviones quieto. Cadáver lavado. Bola de hierro en los pies. Cuerpo envuelto en sudario. Toque de queda. Y ¡plasshhhh..!
Que cada cual se haga su película. Yo ya tomé partido. Me inclino por lo que dice mi nieta Candela cuando algo no le cierra "Es que ésto no se lo cree nadie, abuelo. No es positivo. No es positivo. No es positivo".
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