Kyle Careford, de 20 años y su amigo Michael Owen, de 21, viajaban en un Renault Clio por la carreteras de Crowborough en Inglaterra cuando su vehículo se estrelló contra los muros de una iglesia en abril pasado. Los jóvenes conducían ebrios y drogados. Sus padres decidieron compartir la filmación para generar conciencia.
La velocidad a la que circulaban era de 145 km/h cuando el límite estaba fijado en 48 km/h. Uno de los muchachos grabó entre risas y comentarios asustados sobre lo rápido que iba su amigo. Ambos estaban bajo los efectos de un cóctel de drogas que complicaba aún más la situación.
Pese a que los dos llevaban puesto el cinturón de seguridad, la brutalidad del impacto terminó con sus vidas.
Los investigadores localizaron el teléfono de Owen horas más tarde del siniestro bajo un árbol en una zona próxima al accidente. En su tarjeta de memoria estaban las imágenes de ambos jóvenes en los instantes previos a la tragedia.
Ahora, las dos familias decidieron que estas terribles imágenes sean vistas por todo el mundo y sirvan de ejemplo a todos los jóvenes como Kyle y Michael y aprendan de sus errores y puedan salvar sus vidas cuando se pongan al mando de un vehículo.